sábado, 9 de octubre de 2010

Abriendo caminos

Me abro hueco en la brecha de la vida,
a medio camino entre los pulsos y las alas.
Evadiendo las posibles miradas redentoras,
las posibles declaraciones engañosas transcurren los días
a fuerza de ocupar las horas,
de dar marcha atrás en el reloj de los miedos,
de volver los pasos siguiendo
las huellas que dejó la inocencia perdida.
Vuelo leve sobre las espumas,
sobre la marcha errante de los errantes seres,
sobre los días inciertos de sudor o plumas.
Utilizando una ingenuidad trasnochada
cubierta de desengaños, donde asomaban ya marcas de irrevocable desencanto

anduve,

mas hoy quiero desandar ese camino,
hoy quiero borrar el tatuaje de los daños,
la marca en la sangre de los desquiciados llantos,
el sentimiento de lo que sin sentido ha terminado.

Hoy mi camino no será más que tránsito,
pues ya asumí que vivir es estar transitando.

Sendero esquivo.
Tal vez nunca hablaré de pasado ni destino;
camino voluble,
espíritu ligero,

mirar de nubes.

Camino con firmes pasos,
pues sólo hay una verdad:

la huella de mis pies en el barro.

Sentencio, invoco,
vivo,

muero, río,
lloro, espero, devoro.

Alzo la mirada a la altura de los hombros,
sin bajar mucho ni alzar demasiado.
Es tiempo ya de encontrarme en el fondo de los ojos,
es tiempo de desnudarme ya de los besos,
las caricias y los sueños rotos.

Sólo aspiro a la luz del día,
a la tierna brisa del alba,
a la tarde melancólica y
a la noche cómplice de oscuridad que habla.
Esencia del mundo, alejada de palabras o miradas.

Completa, perfecta, serena.

Las notas del alma están escritas con verbos que no hablan.

Propio