jueves, 17 de febrero de 2011

Anestesia


Me anestesio en un letargo de letras, o en interminables listas donde los personajes lavan sus conciencias, eximen sus culpas o expresan sus desvelos.
Palpo el interminable surco que tus brazos labraron en cada una de mis junturas, intentando dar bálsamo a las heridas que dejaron tus labios.
Camino a espaldas del tiempo, llevando las horas en volandas del escepticismo.
Sólo siento que no siento nada. Tengo los sentidos dormidos, las explicaciones calldas y las lágrimas desganadas.
No es dolor, ni alegría, ni siquiera paz ni cobardía.
Sólo camino con la mirada desvendada de neblinas, de minutos tras la espera de la Nada.
¿Arrepentida? Nunca. Nada podrá borrar una mirada iluminada.
La inconciencia que siento me asusta, tengo miedo a convertirme en la brisa del sueño o en una irresponsable cínica.
Alguna vez me obligué a desandar los caminos trazados, a volver al origen para sentarme a tu lado. Hoy siento que ese camino se ha borrado, la experiencia cotidiana ha forjado algo más grande, más corrosivo, más humano. El día a día ha traído experiencias que no pueden suplirse con recuerdos. Sólo existe un sí o un no, no existen caminos intermedios en este laberinto de opuestos.
Hoy siento algo que une y a la vez segrega; corazones singulares los nuestros , tan a la deriva como a la espera.
Encuentro una libertad en esta despedida y, a su vez, no puedo cambiar mi mirada esquiva.
Saboreo una pérdida tras la aparente y lógica evidencia.

Creación propia

miércoles, 16 de febrero de 2011

Oscilo en tus manías

Y son tus rincones aprendidos los que despiertan mis sueños en las noches de la ausencia.
Y de las ansias aprendidas, domadas y salvajes nacieron los anhelos.
De las pérdidas intencionadas, de la exploración desinhibida de los límites, los esquemas y las dudas nacieron las desesperadas preguntas, las inútiles respuestas y los insalvables dilemas.
Son tus pálpitos acelerados los que me abatían y me liberaban, me apretaban hasta dejarme sin respiración para después aspirar el aire en bocanadas infinitas.
Voluntad infinita de pertenecer a cada aliento de tus labios, de perderme en la voz de tus pupilas y ser siempre guardiana de tus noches y tus días.
Oscilo en el péndulo de tus manías porque, deliberadamente, quiero ser la única que duerma tus ganas y despierte ilusiones perdidas.

Creación propia