sábado, 29 de agosto de 2020

Vivos, luego libres



Un día hablábamos de libertad,
de salir a la calle y poder gritar.
Con las manos negras de jugar con tinta,
escribíamos ríos sobre qué sería eso
y qué hacer para conseguirlo:
Sobre cómo y cuándo llegaría.
Sobre abrazar,
sin miedo,
a quien quisiéramos besar;
vernos y entendernos.

Un día hablábamos de libertad,
de salir a la calle y poder luchar.
Ahora, las preguntas se formulan de otra forma:
¿Qué o quién es quien nos aprieta?
¿Qué es lo que nos ahoga?
¿Ganamos, 
o esto sólo era
otro modo de derrota?

"Esta liberación no es la nuestra,
no puede ser, es mentira, 
es de plástico:
son toxinas 
para engañar nuestros ánimos.
¿Dónde está la llave de nuestras cadenas?
Tanta esperanza no podía tener como destino 
esta condena".

(¿Merecíamos algo más?)

Ahora, después del tiempo,
aquí seguimos, 
sin saber todavía si somos
vencedores o vencidos.

El debate sigue abierto:
¿Quizá no entendimos
lo que significaba ser libre?
Extender las alas 
y abrir la responsabilidad.
Sobre y para nosotros mismos,
sobre y para los demás.

Un día hablábamos de libertad,
de salir a la calle y podernos encontrar:
Vivos y con dignidad.

Patricia Gómez Sánchez

domingo, 23 de agosto de 2020

Porque somos sal


Todos venimos de sal
y nos encontramos de camino
nadando hacia el mar.

La sal de la risa 
que se queda enredada en el pelo,
de las lágrimas 
que arrancan todos los desvelos.

Sudor salado 
que agita, desvoca,
evoca y agota. 
Es sal el brillo de unos ojos
que al mirarnos 
encienden sueños y antojos.
Es sal la suerte que atrapas
entre tus dedos:
ese destino escurridizo
que huele a temor y a intento.

Por eso. 
Háblame con tu voz como pálpito
hasta estremecerme las entrañas.
Háblame como a esa sirena 
que salió un día del mar,
que pisó tierra y se volvió realidad;
que canta
por el día, tarde, noche, aquí y allá.
Háblame con palabras de viento y de sal
para que pueda resurgir de nuevo
cada vez que vuelva a naufragar.
Para que despierte nadando 
cuando venga a esta tierra 
que sabe a real.

Háblame
con el viento y la verdad
para que cada día camine
inundada de sal.

Patricia Gómez Sánchez

miércoles, 19 de agosto de 2020

Cuando ella canta



Cuando ella canta
el tiempo se detiene.

Entre nota y nota
miles de pensamientos
paran, se quedan a escuchar
y se relajan.

Es el amanecer de un pensamiento temprano
que acaricia los oídos
y eriza la piel
cuando nos hace vibrar los tímpanos.

Cuando ella canta
parece que todo se puede,
que no hay barreras si luchamos,
que nadie ni nada nos frena
para tener cuanto deseamos.

Un campo abierto,
una habitación sin paredes,
un mar sin techo,
un río que se determina entre corrientes,
un alma sin miedos
que busca encontrar el alma entre la gente.

Cuando ella canta
es brisa fresca,
es un aire nuevo
que se cuela por todas las ventanas
para oxigenarnos con el don de su garganta.
Gota a gota
insufla oxígeno a nuestros pulmones
tan llenos de carbono y tan carentes de otras cosas.

Cuando ella canta es delicadeza,
ternura, cuidado y entereza.
Es amor, temblor,
regalo y sutileza.

Cuando ella canta
es belleza.

Patricia Gómez Sánchez

Música

Música:

Misteriosa conjugación de mi agua y sus notas
Unión armoniosa.
Silencios que habitan las cavernas de mi memoria,
Imaginación vuelta a las nubes
Contando futuro, presente y pasado.
Ayudando a soltar y trayendo lo que huyes. 

Mendigando a la prisa para que no ande a destajo,
Ubicuidad privilegiada en oídos resabiados
Secreto a voces
Instándonos a danzar.
Círculos concéntricos destinados a encontrarse. Porque somos:
Agua.

Mirando a los semejantes, evocando sonrisas o lágrimas.
Urgando en sus llagas que rebrotan.
Sanadores del alma,
Instigando rebeldía, o amor por la vida. Inestable, incierta y palpitante.
Carne trémula, que al agitarla:
Arde. 

Músicos:

Mirada penetrante
Universos divergiendo en desafíos improvisados
Soledad con Musas de historial oscilante.
Imaginario inagotable,
Caos de bordes insondables
Orden terrenal de laberintos estudiados
Surtidores de sueños, artistas. Amantes.


Patricia Gómez Sánchez

lunes, 17 de agosto de 2020

Porque somos sal

Todos venimos de sal
y nos encontramos de camino
nadando hacia el mar.
La sal de la risa que se queda enredada en el pelo,
de las lágrimas
que arrancan todos los desvelos.
Sudor salado
que agita, desvoca,
evoca y agota.

Es sal el brillo de unos ojos
que al mirarnos
encienden sueños y antojos.
Es sal la suerte que atrapas
entre tus dedos:
ese destino escurridizo
que huele a temor y a intento.

Por eso.
Háblame con tu voz como pálpito
hasta estremecerme las entrañas.
Háblame como a esa sirena
que salió un día del mar,
que pisó tierra y se volvió verdad
que canta
por el día, tarde, noche, aquí y allá.
Háblame con palabras de viento y de sal
para que pueda resurgir de nuevo
cada vez que vuelva a naufragar.
Para que despierte nadando
cuando venga a esta tierra
que sabe a real.
Háblame
con el viento y la verdad
para que cada día camine
inundada de sal.

Patricia Gómez Sánchez