miércoles, 22 de diciembre de 2010


Un plan,
La coartada de mis pasos,
El esquema de mi personalidad,
Los prejuicios de la gente,
La imagen que los otros tienen de mí,
Lo que mis palabras o actos ocasionarán en los demás,
Lo que debo ser,
Lo que debo pensar;
He aquí los ingredientes de una vida seca, vacía, inexistente.

Oír mi corazón.
Tener claro quién soy.
Qué deseo.
Qué quiero.
Qué añoro.
Cómo desearía ser.
Cómo me sentiría orgullosa de mí misma si pudiera mirarme desde el exterior.
Llamar a cada cosa por su nombre.
Dejar claras las prioridades.
Defender mis ideales.

El camino a mí.

Yo.
El mundo.
La vida no es el espejo, ni las críticas, ni los anhelos, ni las ilusiones perdidas, ni los secretos encerrados o los deseos aprisionados.
La receta está en mí.
El mundo es mío.
Los demás son compañeros, no enemigos, ni jueces, ni perfectos o envidiables.
Los demás soy yo vista desde otra perspectiva.
Los demás son mis complejos, mis esperanzas, mis ilusiones, mis victorias o fracasos.

Yo estoy en cada una de las cosas y seres que me rodean, y ellos en mí.

No busques tras la sombra el color de la luz.
No esperes victorias con retazos de cobardía.
No montes ilusiones sobre cimientos de incertidumbres.
No armes personajes sobre el telón de tus miedos.
No maldigas contra una existencia mezquina por no atreverte a sentir su música.

La vida vale. Está completa. Nada más. Ni nada menos.
El mundo, el hombre, la roca o el sol.
Todos notas de la misma canción.

Creación propia

martes, 21 de diciembre de 2010


Lo que ocasiona la más amarga de tus lágrimas puede (y no sólo puede, sino que habitualmente lo hace) convertirse en la más alegre de tus sonrisas o en el más bello de tus poemas. La dicha hace tanto reir como llorar. La dicha es el minuto. El milagro es la vida. El regalo, la conciencia que nos hace sentirla.

Intento apreciar cada instante, no perder el tiempo, aprovechar responsablemente mi vida y, sobre todo, saber qué vida quiero para que todo sirva de algo. No obstante, al final siempre me doy cuenta de que todo sirve, "nunca el tiempo es perdido" que dice Manolo García. La risa es, como el llanto, útil y dichosa. No añoro nada, no echo nada en falta porque lo que tengo es lo que conozco y, por tanto, lo único que puedo querer. No puedo querer lo que desconozco, porque sólo siento una ligera aproximación del sentimiento que produce su propiedad. En cambio, lo que tengo lo conozco y, con sus fallos, sus defectos o sus imperfecciones, forma parte de mí.

Deseos para el nuevo año: que el corazón guíe mis pasos y lo que tengo y quiero siga ahí.

Feliz Navidad a todos mis lectores, a los que quiero muchísimo.

PD: La pintura es "Vista de Guernsey" de Renoir. El otro día estuve viendo una exposición de este pintor impresionista que es mi favorito. Por supuesto, califico la exposición como maravillosa. Admirar la obra me conmovió mucho. Esos minutos fueron, por supuesto, también dichosos y los quiero compartir con vosotros. Recomiendo desde aquí un vistazo al impresionismo: a su filosofía, su lucha, su vanguardia, su espítritu de creatividad y novedad. Es una maravilla. También recomiendo la película "La joven de la perla", inspirada en Vermeer.
PDII: Pido disculpas a mis seguidores, que ya me reclaman que escriba algo (;-). Últimamente, como saben los que me conocen, estoy bastante cinéfila, así que quizás en mis próximas entradas toque también un poquito este gran arte del cine.
Por ahora, aquí va un poquito de La joven de la perla:

http://www.youtube.com/watch?v=ZO6FGjpfzWU

viernes, 5 de noviembre de 2010

Alas


Alas.

Hoy, más que nunca, tengo necesidad de alas.

Acudo a ti, Ser Supremo, habitante en la morada de los vivos o de los muertos.

Ser: ser que habitas el Todo, ser que habitas la Nada.
Supremo aliciente que siempre calmas mis horas más desesperadas.

Hay una intuición que, más allá de toda pena, de toda desgracia, dice
que tu lógica existe.

Solicito enmiendes mis pecados y me devuelvas la paz,
la serenidad de una sonrisa
nacida de entre las estomacales bocanadas de aire y vida
que esplende el mar,
en su huida de tierras hacia lunas.

Busco el radiante rayo que me vomitó una vez a esta existencia desasida
de toda cuerda armónica,
a este desasosiego de tránsfugos espíritus danzantes en el Universo de la carne.

Busco, tras la sombra, el sutil calor lento que dan las manos que no entienden de leyes, ni palabras, ni recuerdos, ni antojos, ambiciones o fugaces vidas en ciernes.

Acudo y me devuelves a la tierra húmeda de excrementos, allí donde las plantas hunden sus raíces por miedo a caerse, o por miedo a querer volar. A esa tierra que jamás ve la luz, a esa tierra que se ofrece como la única, como la auténtica realidad que todo lo explica.

Podría caminar eternamente en este correr de días estables; podría aceptar el mundo roto y dejar el intento de volar;
pero mis más egoístas plumas están allí donde nadie puede robarlas; allí, ajenas, escondidas al temblor de los mundos que se deshacen, de los mundos que lloran, de los mundos que débiles se decepcionan.

Mis plumas viven, existen. Mis plumas esconden inquebrantables esperanzas.

Alas.
Hoy, más que nunca, tengo necesidad de alas.

Propio
PD: En la fotografía aparece una escultura griega de la Victoria de Samotracia. Representa a la diosa Atenea en la proa del barco, para animar a los soldados y prestarles ayuda. Es mi escultura favorita. Es impresionante. Podría estar horas y horas admirándola. Llevo mucho tiempo fascinándome con ella, y he visto este momento muy apropiado para "utilizarla".

sábado, 9 de octubre de 2010

Abriendo caminos

Me abro hueco en la brecha de la vida,
a medio camino entre los pulsos y las alas.
Evadiendo las posibles miradas redentoras,
las posibles declaraciones engañosas transcurren los días
a fuerza de ocupar las horas,
de dar marcha atrás en el reloj de los miedos,
de volver los pasos siguiendo
las huellas que dejó la inocencia perdida.
Vuelo leve sobre las espumas,
sobre la marcha errante de los errantes seres,
sobre los días inciertos de sudor o plumas.
Utilizando una ingenuidad trasnochada
cubierta de desengaños, donde asomaban ya marcas de irrevocable desencanto

anduve,

mas hoy quiero desandar ese camino,
hoy quiero borrar el tatuaje de los daños,
la marca en la sangre de los desquiciados llantos,
el sentimiento de lo que sin sentido ha terminado.

Hoy mi camino no será más que tránsito,
pues ya asumí que vivir es estar transitando.

Sendero esquivo.
Tal vez nunca hablaré de pasado ni destino;
camino voluble,
espíritu ligero,

mirar de nubes.

Camino con firmes pasos,
pues sólo hay una verdad:

la huella de mis pies en el barro.

Sentencio, invoco,
vivo,

muero, río,
lloro, espero, devoro.

Alzo la mirada a la altura de los hombros,
sin bajar mucho ni alzar demasiado.
Es tiempo ya de encontrarme en el fondo de los ojos,
es tiempo de desnudarme ya de los besos,
las caricias y los sueños rotos.

Sólo aspiro a la luz del día,
a la tierna brisa del alba,
a la tarde melancólica y
a la noche cómplice de oscuridad que habla.
Esencia del mundo, alejada de palabras o miradas.

Completa, perfecta, serena.

Las notas del alma están escritas con verbos que no hablan.

Propio

martes, 28 de septiembre de 2010

A mis amigos

Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.
Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, mas otras apenas las vemos entre un paso y otro. A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos.
El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá, que nos muestran lo que es la vida.
Después vienen los amigos hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.Mas el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino.
A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz.Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces es llamado un amigo enamorado. Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.Mas también hay de aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca.Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes, a aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.
El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones. Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad. Hoy y siempre... Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única.
Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejarán nada.Ésta es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.
Jorge Luis Borges
PD: Esto me lo mostró alguien muuuuy especial, tanto que no sabría decir qué tipo de hoja del árbol es. Tal vez sea un árbol entero en sí misma.

Aún

Aún no has vivido lo suficiente para darte cuenta de que nada es lo suficientemente importante y que, a la vez, todo lo es.

Aún no has vivido lo suficiente como para dejar de creer en príncipes azules. ¿O tal vez vivir mucho te demostraría la verdad de su existencia? Vivir mucho te hace creer que sí, después que no, después otra vez sí. Una cadena de engaños y desengaños; donde cada pérdida trae una inevitable búsqueda y, tal vez, al final de la búsqueda "El Encuentro".

Aún no has dejado de imaginar que, mientras duermes, alguien te vela los sueños, alguien trasnocha contigo mientras tú te arropas con todos tus misterios, cayendo en la noche profunda tan ingrávida como al viento se entrega la pluma.

Aún esperas, con esa mirada entre inocente y tentadora, entre tímida y elocuente, la caída de la tarde.

Aún esperas que te duerman las noches, con una mano a tu espalda y el suave olor a besos inundando la estancia.

Aún esperas que, con la llegada de la noche, cuando menos imagines, alguien se acerque temblando para arrancar una palabra a tus labios tristes.
Aún paseas sembrando sueños por las calles menos transitadas, mientras llenas de vacíos las promesas más buscadas y, aun así, no agotas nunca tus esperanzas.

Aún cuidas cada detalle, cada mínimo pliegue de tu cuerpo, cada posible antojo, evocación, inicio de consuelo o de deseo.

Mujer de mirada ausente, de turbación frecuente y alma silente, que esperas una llegada mirando a poniente, abre tus ojos para mirarme aquí mismo, a tu lado;
abre tus ojos para darte cuenta de que te estoy esperando.

Propio

sábado, 25 de septiembre de 2010

Tal vez

Y en sus secretas caricias,
tránsfugos reflejos de noches, lunas y perlas pasadas;
robadas madrugadas al dios de los placeres escasos
nos van socorriendo, nos van llenando
los espacios vacíos que nos quedaron.
En cada roce, una huella;
en cada caricia, un tatuaje;
en cada abrazo, una cicatriz;
en el beso, unos labios;
en los labios, sellado, un beso.

En el camino que nos separa,
la pisada fosilizada
de lo que se niega a desparecer.
Mundos de consuelos inventados,
de amores creados,
de filosofías sacadas de ilusos imaginarios,
que usaremos hasta que la verdad
las vaya desgastando.

Cuando renace con fogosa venganza
el destino de abandono necesario,
con imágenes pasadas nos iremos consolando.
Futuro teñido de fugitivas pasiones,
o de nuevos desengaños,
o tal vez de vivir buscando.

O tal vez alguna mirada esquiva,
imprevista, inesperada,
me arranque la desesperanza.

Propio

Alguien

"Un hombre trabajado por el tiempo,
un hombre que ni siquiera espera la muerte
(las pruebas de la muerte son estadísticas
y nadie hay que no corra el albur
de ser el primer inmortal),
un hombre que ha aprendido a agradecer
las modestas limosnas de los días:
el sueño, la rutina, el sabor del agua,
una no sospechada etimología,
un verso latino o sajón,
la memoria de una mujer que lo ha abandonado
hace ya tantos años
que hoy puede recordarla sin amargura,
un hombre que no ignora que el presente
ya es el porvenir y el olvido,
un hombre que ha sido desleal
y con el que fueron desleales,
puede sentir de pronto, al cruzar la calle,
una misteriosa felicidad
que no viene del lado de la esperanza
sino de una antigua inocencia,
de su propia raíz o de un dios disperso.

Sabe que no debe mirarla de cerca,
porque hay razones más terribles que tigres
que le demostrarán su obligación
de ser un desdichado,
pero humildemente recibe
esa felicidad, esa ráfaga.

Quizá en la muerte para siempre seremos,
cuando el polvo sea polvo,
esa indescifrable raíz,
de la cual para siempre crecerá,
ecuánime o atroz,
nuestro solitario cielo o infierno".

Jorge Luis Borges

Ignoras

No sabes cuánto me vas a extrañar.
Tu boca querrá besarme tan sólo a mí,
querrá tan sólo besar algo mío;
sentirá anhelos de volver a ser
simiente camuflada
de mis más sutiles desvaríos;

añoranza de palpitarme las noches de invierno,
de sentir la suavidad de mis dedos:
deseos urgentes de húmedos deseos
de temblor y dientes,
de arroparme los días de otoño,
de esconder tu cuerpo y tu miedo
en el consuelo de mis ojos.
De desvelarte y sentir mi aliento,
mi cuerpo en reposo
esperando despertar con tu beso.

No sabes cuánto me vas a extrañar
cuando sientas en tu almohada,
escondido, impregnado,
el secreto de mis ojos:
el perfume amargo
de un amor auténtico despreciado.

Esperarás que te relajen mis suaves roces,
cuando en trasnochadas veladas
duermas junto a otras voces.

No sabes cuanto me vas a extrañar;
ignoras aún que tus altares se rindieron,
que tus ídolos cayeron,
que en mi compañía respiraste paz.

Propio

Espesura

Hoy siento una espesura en el aire que no atino a descifrar,
no sé si será presagio de tu ausencia o presentimiento
de que mi vida se escribe en soledad.
Algo pesado me ahoga la garganta;
plomizo siento el aire que me ciñe la cintura;
me agosta una materia pesada
que me carga y me empaña la mirada.
Hay una presión que me hunde en cada una de mis dudas.

Un vestigio de añoranza quiere aún volar,
un recuerdo ligero, fugaz,
intenta batir las alas
cuando el aire me grita en los oídos
que no caiga en la tentación de tu mirada.

Me sobrevuelan ruidos, mundanales voces
que no me inspiran ni palabras.
Mi ego está ausente cuando no me duermes
de besos las madrugadas.
Tu aliento se dibuja en el aire
cuando mis partículas te piensan y se expanden.

Tu ecos sordos, tus silencios llenos de sonido
me dibujan tu expresión;
algo me dice que sí, algo me dice que no.
Algo me dice que lo que quiero es simplemente Amor.

Propio

sábado, 18 de septiembre de 2010

Una más


Puede que el sentimiento de no encontrar salida, ese sentimiento de negatividad, de estar atrapado, de no ver opciones...venga de pensar que somos demasiado especiales.

Cuando sufrimos por algo, o nos sentimos muy felices, colmados de una cosa o de otra, lo sentimos muy dentro. Sentimos plenamente en soledad, cuando nos vemos desde dentro.

Pero nadie es especial. Nadie llora sólo. Nunca un lamento o una carcajada son las primigenias voces de la raza humana.

Lo que yo lloro, o lo que río, ya lo vivieron otros.

Y no me parece malo que el Universo avance por caminos repetidos, porque mi soledad desaparece cuando pienso en un destino compartido.

Mucha gente vive, ríe, siente o llora conmigo.

Cuando el sol se va, respiro entre las palabras alguna ilusión de verdad, pero nada me salva por completo, nada me trae el reposo de cuando alguien escucha mis sentimientos.

Sólo en esas voces compartidas siento la auténtica realidad: la de no estar sola ni ser especial; la de ser, tan sólo, y muy orgullosa, una más.
Como las flores. Cada una es bella a su manera; en su estilo, cada una es especial; en su estilo, cada una es una más.

Propio


"Pido a mis dioses o a la suma del tiempo que mis días merezcan el olvido, que mi nombre sea Nadie como el de Ulises, pero que algún verso perdure en la noche propicia a la memoria o en las mañanas de los hombres".
Jorge Luis Borges

jueves, 26 de agosto de 2010


YO FUI

"Yo fui.

Columna ardiente, luna de primavera,

mar dorado, ojos grandes.
Busqué lo que pensaba;

pensé, como al amanecer en sueño lánguido,
lo que pinta el deseo en días adolescentes.
Canté, subí,
fui luz un día
arrastrado en la llama.
Como un golpe de viento
que deshace la sombra,
caí en lo negro,
en el mundo insaciable.

He sido".

Luis Cernuda


He sido. Haber sido debería bastar. Haber sido el rostro del deseo, la destrucción de la llama, el viento que arrastra.
Debería bastar.
Pero nunca basta.
El que conoce el poder de la llama, no puede vivir sin su fuego.
El que conoce la brisa del viento no puede ya apartarse a una vida enclaustrada, donde ningún aire mezcle ya sus cabellos.
Persigue el aire aquel que olió un día, como único aliento que exhalara el oxígeno vital que insufla sus venas de vida.
El que conoce el rostro que tiene el deseo, cuando travieso busca víctimas en las que depositar sus tentaciones, persigue infatigable aquella sombra, pues deseo puede ser el único temblor que moviera sus instintos.
El que conoció anhela.
El que sintió recuerda y desespera.
Yo quisiera ser en el mundo asceta:
Olvidar que la sangre me hierve a borbotones en las venas cuando añoro esa presencia.

Propio


miércoles, 11 de agosto de 2010

Podría



Las estrellas podrían ser de nieve, cuando me separa apenas la distancia de unos pasos y es tan lejano el destino pretendido.
Podría decirse del sol que está hecho de hielo, cuando las voces invocadas no llegan porque se pierden en sendas equivocadas.
Podría el mar volverse brisa, helada siempre, por supuesto.

Podría en mi mente describirse el mundo congelado; quieto, parado, esperando cual penitente espera su irremediable condena, pues, con la partida, se abre el mundo del por qué, del cambiará, del se arrepentirá, del buscará sus huellas.
Podrían mis venas identificarse con serpientes de agua que corren distraídas, buscando un mar donde irse a realizar.
Podría definirme con la lluvia: fría, cayendo del cielo, esperando tocar tierra para sentir el asfalto ardiendo.

Podría.

Y podría también dejar mi puerto, y mi espera, y navegar en otros mares.
Y podría también decir que tengo ganas de renacer.
Podría decir que, en momentos, me siento nueva el alma, más nueva que cada noche se siente la primera estrella.
Siento inédito mi reflejo en el espejo; novedad, pureza, aspiración, sueño.
Podría decir que tengo realidad y sueño colmándome las pestañas. Y que, a veces, esa realidad o sueño estalla, y me nubla las pupilas de nuevas esperanzas, que me visten las auroras de promesas renovadas.


Propio

sábado, 7 de agosto de 2010

La música de los cuerpos

Quiero que vengas a llenarme minutos con suspiros que serán, en nuestro espacio,
no de aire, sino de piel curtida por ardor de besos silenciados.
Las pasiones se hundirán bajo el hueco cóncavo que dejarán las huellas de nuestros pasos en las playas donde los amantes acuden a buscar tentaciones.
Hundiremos las pasiones muy hondo, a fuerza de apretarlas
entre los huesos, o carne, o sal, o trémulos envites de vidas desatadas.
A mis agostos tórridos te requiero porque, entre el sol que esplende,
necesito tus ansias rodando por mi vientre.
Un aire de vida aún quiere volar o, más bien, rodar, al son de unos acordes
salidos del pentagrama de los dioses.
Cuando la música se vuelve inarmónica,
cuesta creer en los amores que encajan en alguna órbita.
Busco notas distraídas, sin intenciones de enseñarme sus manías.
Instante de silencios desacordes.
Que me llenes, que me apagues las desgastadas noches
que, de tanto mirarlas pasar lentas,
se van difuminando sobre mi lecho de esperas.
Humedades de sudores, poros de ensueño,
surtidores de los que mana vida, agua de ebriedad que beber quiero,
de fuego, o de hielo; de carne al fin:
de muerte o vida, realidad o cuentos.
Cólmame de sueño o imagen.
Cólmame, completa,
de lluvia a base de tormentas.
De manos suaves que me dibujen lenta,
parte a parte; de mutuas caricias flameantes
que nos lleven al Universo de las casualidades causales.
Los días son materia
que corre mientras el tiempo nos va marchitando las ganas.
La sangre apremia
y quiere fluir como río que cala la tierra;
no quiere derramarse gota a gota
en cuerpos cansados de ser tiempo sin historia.
Hartos de ser sencillamente entes que se mueven.
Hartos de ser materia viva arrastrada por tierras estériles;
materia que nació para elevarse y se ve reptando cual serpiente.
Vísteme la piel de tus pulsos latientes,
apriétame la sed entre tus desiertos calientes.
Viértete sobre mi boca silente.

Propio

sábado, 31 de julio de 2010

Como la luna

Me veo el rostro y apenas adivino
de mí en él un ligero atisbo;
tal vez me encuentro sólo
en la profundidad de los ojos,
o en lo inseguro con que miro.
Me reconozco en la luna,
alma pálida,
de pálidas dudas.

En siluetas difusas creo que me encuentro,
buscándome,
sin acertar a indetificarme
ni tan siquiera en lo que escondo.
Suave, despacio, lento me fui mostrando,
como los destellos de la luna
cuando emiten luz sin hacer daño.
Lenta pero constante te fui dando
todo lo que era mío
y ahora siento que he perdido.
Ya no sé si estoy fuera, dentro,
en lo que fui o en lo que intento.

Buscando la alteridad de mi persona,
me identifico más con la callada luna,
con el cielo o la silenciosa roca
que con los de mi cultura.

Hablar no quiero;
expresar demasiado
pudo ser atajar al tiempo.

Busco alguien que,
cual espejo,
me preste sus ojos, sus ilusiones,
sus noches y sus desvelos;
como el astro nocturno
espero paciente
el desvelo de algún durmiente
que me hable, me vea, me intuya
y la tristeza me ahuyente.
Sembrando sueños camino
por ver si germinan
alejados de tu mirada tupida.
Cual agua de luna esparzo
anhelos de cariño,
de amor o de algo,
cuando a solas por la noche
siento que fueron fríos todos tus abrazos.
Como la luna, que guarda los sueños,
despacio, lento,
te cuidé los sentimientos.
Como la luna,
medio apagada, medio a oscuras,
hoy me siento.
Propio

domingo, 25 de julio de 2010

Pasiones


"Todo estriba en saber si se puede vivir con pasiones, en saber si se puede aceptar su ley profunda, que es quemar el corazón que al mismo tiempo exaltan"

Albert Camus

jueves, 15 de julio de 2010

Llanto

"Por favor, decidme qué hora es la de las lágrimas, sobre todo la de las lágrimas sin más ni más que llanto y llanto todavía y para siempre. Nada es tan necesario al hombre como un par de lágrimas a punto de caer en la desesperación"
Blas de Otero

¿Cómo les digo a mis lágrimas que vengan,
que me llenen,
que me salgan al encuentro
y me den la luz
para recordarme que no estamos solos
mi soledad y tú?

¿Cómo invoco al llanto
que necesito tanto:
para hablar callando,
para desahogar los silencios
que ya me están doliendo?

Ni una gota de sal me nubla las pupilas,
porque sabe que nunca será sustitutiva
de nuestra mirada perdida
porque sabe que nunca una lágrima
quita la pena de las palabras vacías.

Nunca supe o,
tal vez nunca quise,
llorar en vano
ni alzar a la nada mi voz;
pero, hoy, para seguir adelante,
necesito sacarte
en forma de llanto de dolor,
en forma de suspiros de negación.

Te lloraría un mar entero,
te lloraría sin cesar
para que dejaras de quitarme el sueño.

Te lloraría suave;
te quiero ir llorando lento
para que, al dormirme,
sigas viniendo,
por unos instantes,
a traerme la caricia de tus besos.

Creación propia

domingo, 27 de junio de 2010

Odio y amor

Te amo tanto como te odio. Porque no sentir tu amor hace que te odie, que te odie a rabiar por no quererme tanto como yo te quiero a ti. Y no es culpa de nadie, porque todo se deshace cuando faltan los límites. El amor desbordado no se puede encauzar de ningún modo. Es indemostrable que me digas lo que me quieres, porque no se puede medir, ni se puede examinar; y tus demostraciones nunca me son suficientes. Un grito ahogado antes de salir se va muriendo lentamente entre mi pecho, y siento que cientos de agujas me punzan el corazón. Quisiera gritar cuando te siento y sé que no me quieres. Quisiera gritar y dejar de sentirme una tonta, una estúpida que se cree que sabe lo que es amar. Siento una repelencia extraña hacia tu cuerpo cuando te veo y me digo que tus sentimientos no son auténticos. Repelencia que es fruto de una atracción peligrosa por extrema.
No es orgullo, ni desmesurada exigencia, ni amor propio, ni prepotencia, ni deseo de que me sigas sin poner ningún impedimento; no es deseo de andar libre yo mientras pongo en tu camino todos los obstáculos; no es deseo de dominio ni de poder, ni de mando; es deseo de ver que me quieres tanto como yo a ti, es anhelo de más, siempre.

Es temor por apostar mis cartas a una historia que no llegará a nada. Es miedo a entregarme y perderme para siempre. Porque levanté mis cartas y aposté a tu jugada, porque entregué toda mi alma en nuestro juego de miradas.
He vuelto a mi punto de partida; he vuelto a mis dudas, a mis preguntas, y mi corazón está cansado de claudicar ante la vida. Corazón de eternidad, corazón que busca la Verdad, que no se conforma y a menudo eso le decepciona; corazón que busca las grandes cosas. Corazón que seguramente se equivoca.

No hay grandes amores, no existe el Amor. Intento una y otra vez convencerme de esto, o de que es difícil demostrar un sentimiento, o de que nunca puedes saber qué esconde la mente de una persona. Pero todos los intentos son vanos, porque cuando te tengo de frente quiero poseerte por completo, quiero la certeza de que siempre estarás ahí, mirándome siempre como ahora me miras, besándome siempre igual, arropándome en caricias entre sueño y eternidad.

Tengo los dedos llenos de tinta y el corazón enredado en palabras, pero me arropo con las vivencias que tuve contigo y espero encontrarnos en sueños mientras dormimos.

martes, 22 de junio de 2010

Trémula

Acercas tu mano lentamente, intentando disimular el deseo que se esconde entre tus pliegues, y mi cuerpo responde, sin dudar, siempre.
Las sirenas del amor impenitente, sin pedir permiso a nadie, saltándose las reglas del mundo y de los hombres, se contonean como el aire. Los peces de colores despiertan las pasiones, lanzando llamadas desde sus mares de bronce y mi cuerpo, obtuso, se desliza tierno entre mi alma y tu mundo. Allí, el pensamiento olvida quién es; allá no existe nada que no se traduzca a lenguaje de placer. Tentación de perderme en un minuto, mientras todo gira entre sudor e impulsos. Pierdo la noción del tiempo y de mis contornos suavemente, al solo contacto de tu aliento en mis salientes.
Gastado instante lleno de promesas; nuestro amor se va forjando, mientras la pasión la vamos sudando. Se me frena el pulso cuando me recorres suave, y todos los dioses que habitan el mundo parecen emanados de este instante.
Paganos seres apagando deseo, echando ceniza al fuego que encienden los besos.
Sed de lluvia, por apagar las ideas que con frecuencia me inundan y me hacen flotar sola y en penumbra.
El agua que manas me apaga las dudas. En un solo segundo, me siento desolada y a oscuras y, frente a frente, me encuentro allí donde nadie me busca. Siento trémula la conciencia; más trémula que la misma carne.
Al volver a la luz, me devuelves el terrenal ruido, el vendaval de instintos que eres tú. Y vuelvo a cuestionarme la autenticidad de aquella luz. Tu boca silente me besa; mi espíritu aún permanece a la espera.

Sugerente

Transmuto de la frialdad de la piedra al ardor del sol en tan sólo unos segundos y, cuando me canso de tanto cambiar, me escondo en el pulmón de mis alientos para allí oxigenarme, mientras me pienso entre el suelo y el tiempo.
Vivo en sugerentes exhibiciones, mostrando de mí solamente alusiones, mientras me refugio en el trasfondo de los días, en los posos de los vendavales de mis pasiones.
No muestro ni demuestro: mis ojos, sedientos de mundo, insinúan, sugieren, incitan y prometen.
Y, tal vez, toda sugerencia sea una ilusión porque, tal vez, lo que creo que escondo no soy yo. Tal vez. Tal vez, en el fondo del escondite, todas las almas y todos los tiempos habiten y palpiten.

No soporto el espacio vacío que nos separa

No soporto el espacio vacío que separa tus manos de las mías. La distancia entre nuestras miradas me sabe a ausencia. La eternidad de abismos que separa nuestros encuentros se me hace refugio de pesadillas, donde se multiplican los fantasmas de la desesperación y el miedo.
Son banas las palabras lanzadas mientras te añoro porque, cuando no estás, cada suspiro es un dardo que lanzo, por si atino a dar en alguna diana que me haga borrar nuestro pasado. Mas es baldío el empeño cuando son nulas las ganas de lanzar el tiro certero.
Tu encuentro no se olvida, porque podría seguir a ciegas el recorrido de tus pensamientos con la certeza de no equivocarme, porque podría adivinar tu reacción en cada instante, porque sé de tus obsesiones y manías, porque conozco cada pulso y cada palabra que pronunciarías.
Los besos en tu ausencia son sólo tortura cuando intento olvidarte buscándome en las lunas.
Carencia de mis pálpitos acompasados a tu brisa, de tus hálitos acompañando mis risas.
Cuando no se ve en ti, mi corazón se enfría y un escalofrío de hielo me recorre como una herida. Necesito el fulgor que llamea en tus ojos mientras me miras; necesito el poso de ilusión que esconde tu sonrisa.
Desandaría muchas palabras por encontrarte de nuevo; rasgaría mi memoria para olvidar tus confesiones; querría perderme allá por encima del tiempo y volver a creer que soy la persona de tus ilusiones.
Pero hoy el corazón me traiciona, hoy la mente me abandona, lo aconsejable no me apasiona; hoy todo mi ser llora mientras te añora.

Y, sin embargo, no te creo

Vienes y me dices, con tu voz despechada y burlesca, que la vida son etapas, que lo nuestro pasará, y que quedará en nuestra memoria, registrado como otra parte más de nuestro pasado.
Y, sin embargo, no te creo.
No puedo creerlo, y no sé por qué.
Tal vez se deba a que tu voz temblorosa me desvela que andas escondido en el poso de ti mismo. Tus ojos vidriosos me decían que querías llorar, que sentías mi pena, mi tristeza, mi dolor y querías recomponerme el corazón.
Temes decir que me quieres, temes quererme, temes mostrarte débil y, no obstante, para sentirte a salvo buscas el calor de mis manos. En reuniones, entre gentes, entre el bullicio, tus ojos me buscan esperando que les dedique una sonrisa que es un alivio.
Tu boca quedó muda y colgaban las palabras marchitas entre tus labios. Instante intenso, de temblor y anhelo. Tienes miedo a entregarte, a perderte para siempre al intentar buscar un sueño. Desearías abrazarme, llenarme de caricias y confesarme tus miedos; pero tus palabras dejaron en el absurdo todos los posibles besos.
Buscas tras imposibles misterios, intentando desvelar si nuestro fuego será eterno. Estoy cansada de tus preguntas, de tu mente anhelante que no se conforma con alimentarse del momento.

viernes, 11 de junio de 2010

Tu boca me supo a beso

Porque hoy el olvido me sabe a muerte,
aunque hablar de olvido es mentir
porque nuestro contacto fue inexistente.

Hubo un tiempo en que te sentí
en el lamento de un suspiro
apagándome las ansias que tenía de ti.

Olvidar una eterna ausencia
es tal vez no tener que olvidar nada,
mas tu ausencia nunca estuvo apagada.

El reloj podrá seguir girando
y hasta podrán perderse
en laberintos de otras promesas nuestras ganas;
Mas cuando mis ojos y los tuyos
se encuentren de frente,
del choque de ilusiones frustradas,
por temor, vergüenza, miedo o susto,
se verán obligados a bajar la mirada.

Podrás vagar por océanos de banal placer
o perderte en una inacabable bacanal de embriaguez
intentando eludir el deseo de mi ternura,
pero la sed de una presencia
no se calmará con golpes de locura.

Cuando en nuevas vidas nos encontremos
renacerá ardiente como lava
el vendaval de nuestro anhelo.

Intentar olvidarte hoy me sabe a lamentos,
como tu rechazo entonces me supo a miedo.

Tus ojos me hablan de que tus palabras mintieron;
tu boca hoy me supo a beso.

Creación propia

Evocadora

Tu suave vientre se me insinúa
entre los pliegues de tu camisa
y mi mente no atina
a pensar evadiendo decirte
lo mucho que deseo acceder
al secreto de tus días.
No puedo dejar el deseo
de dibujarte los contornos
y dar vida a tu tímido astro apagado
con las puntas de los dedos.
Deseo encontrarme de nuevo en el beso de tus labios,
allí donde la risa encontró su templo
y su hogar el Verbo.
Boca que jamás besó labios ajenos,
boca que me evoca,
boca por donde beberme quiero;
donde beberme
entre realidad o sueño.
En tu pecho, virgen de miradas,
clavó su belleza la madrugada,
para preservarse, aurora inmaculada,
alejada del peligro de las llamas.
Personaje de sombra elegiste ser
entre las personas,
más en mi compañía te presiento
ferviente agua de luna
que con rubor imploras
el placer de las Musas.
Sirena frágil en rudo mundo
que desespera
cansado de putas.
Tráeme la sublime sutileza de tu miedo,
descúbreme despacio tu silencio
y abre tu piel al escalofrío de mi aliento.
Tienes preso mi cuerpo
y arrobada mi alma sin cuidado
pues entregué mi terrenal patrimonio
al placer pagano
de tenerte siempre en lo cercano.

Creación propia

Duermevela

No puedo dormir, por temor a perder tu recuerdo.
Porque llevo tatuado en el ser el aroma de tus manos.
Porque el tiempo acabará arrastrando mi memoria, y me niego al pretérito de nuestra historia.
Porque a cada minuto siento perder un aliento,
porque cada instante la distancia entre nuestras bocas
se vuelve más larga y, a la vez, más corta.
No quiero dormir y arrojo palabras como pensamientos,
teñidas de suspiros y envueltas en lágrimas
para sentirme segura de tu imagen plástica.
Me sumerjo entre papel y tinta
por inmortalizarte;
porque en ti cierro los ojos
y me siento vivida en el instante.
Me abandono a tus llamadas
y en un espacio de sonrisas congeladas
lanzo versos
que te conserven vivo, pleno, eterno.
En tus intersticios abandoné la cordura,
y a tus respuestas selladas de nuncas
responderé sin miedo,
enseñándote despejadas mis dudas.
Tu caricia acudió a mi cuerpo interrogante,
que se desenvolvía intacto
tembloroso de inexperto amante.
Carente de ternura te me mostraste,
mientras vacilante tu figura,
buscaba un hueco
en el cóncavo refugio de mi cintura.
Tentación de tu silencio,
tentación de tu complejidad,
tentación de rozar tu paz.
Rendí mi mundo
al espacio de nuestro mundo;
entregué las esperanzas de amar
a mis pensamientos confluidos en los tuyos.
Se forjaba lenta mi condena,
entre sombras,
donde la embriaguez aflora.
Ebria de beber de tu cuerpo:
ese manantial envenenado
de envenenados besos,
cuya sola existencia pasional
delata un inevitable y cruel final.
Cuerpos desnudos de ropa,
vestidos de dudas;
entre fragancias de inciertas cosas
buscamos amor entre brumas.
Persiguiendo a los sueños,
secuestrábamos las lunas
para arropar con ellas nuestra añoranza
de olas y espumas.
Las horas marchitas
nos cuelgan de las miradas;
o tal vez sea exceso de vida,
o tal vez necesiten el anhelo
de las bellezas recordadas.
Expiaré mis culpas en ríos de lamentos,
existiré cual luciérnaga apagada,
correrán mis días
desembocantes en la Nada
lanzando sonrisas de atisbos de vacíos
con el alma helada y los ojos fríos.
Gritando contra la pared con el corazón suplicante
te buscaré contra el destino
por encontrarte,
aunque sea en borrosa imagen.

Creación propia

No me rendiré

No me rendiré.
Han venido los fantasmas de la pena a quererme invadir la morada, han querido penetrar el más íntimo de mis pensamientos, han querido robarme de un plumazo el corazón.
Quizás algún día me rinda, quizás, pero esta noche no será.
Llamaré las veces que sea necesario a las puertas de los abismos de las promesas, por si aún quedara sin repartir el ser que me completa. Si mi sentimiento anhela, es porque algo presagia que le espera. Precipicio de las dudas, a duras penas mantengo el equilibrio en esta cuerda fina donde hago piruetas sin albergar alma de trapecista. La vida oscilante, cual péndulo de mago, me hipnotiza: me abstrae el pensamiento eterno, me tienta la idea vivir por encima de la superficialidad de los días. Frágil pecadora, redimida penitente, tengo el misterio alojado en la mente. Caminante o trapecista en el vaivén de la vida.
Aunque los fantasmas de la pena, o de la duda, sean mi condena, vivo efímeramente sintiéndome eterna. No tengo ningún por qué.
No me rendiré.

Creación propia

martes, 1 de junio de 2010

Despedida de la pena

Martes 1 de junio de 2010

Y siempre esperando la despedida de la pena
una alegría.
Un fulgor germina entre las semillas
de lágrimas cosechadas a base
de besos sin piel en que posarse.
De los posos de tu ausencia,
cuando mis conversaciones eran palabras que se perdían en el aire
nació la compañía tierna, paciente y amante siempre
de la brisa, el sol y el ambiente circundante
que, con su música, penetra los recónditos lugares
donde inaccesibles esperan
todos los sueños y todos los amantes.
Acercabas tu cuerpo para invocarme el deseo,
mas ignorabas que la pasión no nace si falta el misterio.
No hay belleza cuando una piel no posa
un manto de besos lentamente sobre otra,
culminando el instante en débil temblor de mariposa.
Cual funambulista basculo,
temblorosa mirando al vacío,
amando u odiando,
sobre la endeble cuerda
que me muestras
desde tus soles caídos.

Creación propia

miércoles, 19 de mayo de 2010

Soledades compartidas

Ningún sol espera tras mis lunas:
No siento por ello tristeza,
pues podré vivir de agualuna.

Mi pensamiento está cómodo
cuando divaga solo y en penumbra
sin ningún reclamo
que le traiga las dudas.

Soy el taciturno ser
que baila escondido y a oscuras;
soledad mía,
aislamiento de todas las figuras.

Las miradas ajenas me queman,
pues intimidan y deslumbran
cuando no recuerdan
que también ellas
vinieron de la espuma.

Solitaria se forja la risa,
en solitario se desahoga la pena.
Desierta muestra encantos la isla,
entre vacío refulge la estrella.

No pueden convivir juntos
la rosa y la hiedra,
pues sus destinos incompatibles
nacieron de viento y arena.

Soledades vuestras, soledad mía:
solos, sola,
soledades compartidas.


Propia

martes, 11 de mayo de 2010

Evangelios de piedra, cielo y agua



"Una cierta continuidad en la desesperación puede engendrar la alegría. Y, cuando la vida las mezcla a cierta temperatura, el alma y la sangre viven cómodas en sus contradicciones, tan indiferentes al deber como a la fe".

"Hundida en la belleza, la inteligencia come su porción de nada. Ante estos paisajes, cuya belleza aprieta la garganta, cada pensamiento es una tachadura sobre el hombre. Y bien pronto, negado, cubierto, recubierto por tantas convicciones aplastantes, se convierte ante el mundo en ese borrón informe que sólo conoce la verdad pasiva, o su color, o su sol. Los paisajes tan puros son esterilizantes para el alma, y su belleza le resulta insoportable. En esos evangelios de piedra, de cielo y de agua, ha sido dicho que nada resucita. Y, sin embargo, en el fondo de ese desierto magnífico para el corazón, comienza la tentación para los hombres de estas tierras".

"¿La medida del hombre? El silencio y las piedras muertas. Todo lo demás pertenece a la historia".

Del libro "Nupcias" de Albert Camus

jueves, 6 de mayo de 2010

Incierta


Me he puesto a pensar en por qué las personas somos tan personas al final de todo. Siempre volvemos a nosotros. A veces dejamos de sentirnos personas, y nos sentimos aire, o mar, o fuego, o simplemente alegría o pena. A veces creo que los contornos se me desvanecen como envueltos por el presagio de volverse Universo. Pero siempre regreso. Transcurre un día y otro, y otro... y te parecen los más maravillosos. Y sientes que algo ha venido, que te ha tocado un pedazo de cielo. No te explicas por qué tienes todos los sentidos inundados. No entiendes el porqué de tu evasión, de tu paso superficial por todos los momentos que no sean "ese momento". Como es lógico, natural, coherente, incluso me atrevería a decir sano, un día te despiertas. Un día comienzas a ver, a escuchar, a sentir.
Despiertan tus sentidos a una realidad, y sientes desencanto. Pero siempre queda la duda de qué realidad es más realidad, si la que ahora ves o la que veías antes. Ambos momentos existieron. La realidad tiene dos caras, tiene múltiples interpretaciones. La realidad se despliega como abanicos que se retuercen buscando nuevamente un punto donde confluir. Yo navego entre múltiples Universos. No sé si mirar desde acá, desde allá, desde mis ojos, desde los de los demás. No sé si mirar con la mente, con el corazón, con el alma.
Hoy me pesan demasiado las palabras. Las palabras que me inundan el pensamiento, la rememoración de alguna conversación, retazos de ilusiones desvanecidas acuden a mí, y me pesan. Hoy me pesas más que nunca. El cielo que habitaba se ha desplomado sobre mi presente y ahora el pasado es incierto y el presente ha desaparecido. Hoy sólo tanteo, sin pasado, sin presente, sin futuro; entre cuerpos que, como yo, perdidos, van tanteando hacia su destino.

martes, 13 de abril de 2010

Pérdida

A veces un hombre puede romper la herida del tiempo. A veces uno de nosotros, seres nacidos para la anulación y el complejo siempre, consigue trascender, consigue volar por encima de toda esta relatividad de los relojes. Llega un momento en que se encuentra con muchos más años de los que tiene. Llega un momento en el que no se aferra ya a la sensación del estar aquí y ahora, sino que se siente en todos los aquís y todos los ahoras. Y en ese instante se tambalea.
El tiempo me asusta. Me asusta sentirme hoy en todas las épocas, en todas las edades, en todas las mentes. Me asusta comprender el mundo y sentir que he vivido los cuarenta, o los cincunta, o los sesenta años antes que los veinte.
El espíritu escapa en volandas, siguiendo algún arrullo misterioso, presa del hipnotismo de una mirada, del ensimismamiento de unas palabras; esclavo de una pasión deja de ser él y sigue una mano alentadora con promesas de algo más.
Tras el ansia, tras la mano, tras la mirada... descubre que se ha salido de su tiempo, que ha salido de su mapa, de sus contornos, de su mundo, de su historia. Y ya no tiene nada: no tiene tiempo, ni memoria, ni cuerpo, ni mente. Y sólo tiene Universo: místico pasional que corre por senderos volubles y mutables.
Hay seres que se pierden buscándose, y otros que se buscan perdiéndose. y creo que ninguno de ellos, ni estos ni aquellos, consiguen encontrarse. Y creo que esa es la verdad: la pérdida del tiempo y del espacio.

domingo, 11 de abril de 2010

Por tradición

Por tradición

¿Os imagináis a los toreros trabajando como pintores, escultores, músicos, escritores o cualquier otra profesión relacionada con el arte?
Quizás debiera ser posible, de ser cierta esta corriente de opinión tan de moda que dice que el toreo es un arte. El arte es como una necesidad, como una escapada del espíritu angustiado que sólo entre la divagación se siente libre y sereno.
Debe haber siempre algo de relación entre todas las artes. No hay pintor que no sea capaz de escribir unas pocas líneas, algo de lírica, o cantante que no pueda esbozar un dibujo con cierto sentido estético. El sentido de la estética es lo que anda debajo de todo arte.
¿Qué espiritualidad puede haber en la matanza? ¿Somos psicópatas que piensan que matar puede constituir un arte?¿Por qué? ¿Dónde está su sentido estético? ¿Hay esteticismo aceptable en una muerte?
Y sigamos jugando a las imaginaciones. ¿Podéis imaginar al Señor, Excelencia, Majestad (o no sé qué más honores añadir, por lo infundado de todos ellos) el monarca fuera de su trono? ¿Dónde podría posar esas sus piernas cansadas del trabajo, dónde llevar a cabo sus argos pensamientos para salvar la nación? Hombre, pues podría hacerlo en la trona, como el resto de los mortales. Pero eso no es digno de él, que nació para lo grande. ¿Quién dice que nació para lo grande? Pues la tradición, por supuesto.
La tradición es sagrada, aunque hoy ya nadie crea en la sacralidad. ¡Paradojas de la vida!
¿Y qué? Cada uno cree en lo que quiere. Y cuando quiere.
¿Por qué los toros? Por tradición
¿Por qué el analfabetismo de gran parte de la población mundial? Por tradición
¿Por qué las muertes por hambre? Por tradición
¿Por qué seguir manteniendo la grieta entre pobres y ricos? Por tradición
¿Por qué tienen que seguir las sociedades con escasez de agua y nadie tiene que hacer nada para solucionarlo? Por tradición.
¿Por qué no se persigue la pederastia entre los eclesiásticos? Por tradición.
¿Por qué votamos en las urnas, aun a sabiendas de que no va a cambiar nada? Por tradición.

martes, 6 de abril de 2010

Conocerse es el relámpago


De Pedro Salinas: "La voz a ti debida"

Yo no necesito tiempo
para saber cómo eres:
conocerse es el relámpago.
¿Quién te va a ti a conocer
en lo que callas, o en esas
palabras con que lo callas?
El que te busque en la vida
que estás viviendo, no sabe
mas que alusiones de ti,
pretextos donde te escondes.
Ir siguiéndote hacia atrás
en lo que tú has hecho, antes,
sumar acción con sonrisa,
años con nombres, será
ir perdiéndote. Yo no.
Te conocí en la tormenta.
Te conocí, repentina,
en ese desgarramiento
brutal de tiniebla y luz,
donde se revela el fondo
que escapa al día y la noche.
Te vi, me has visto, y ahora,
desnuda ya del equívoco,
de la historia, del pasado,
tú, amazona en la centella,
palpitante de recién
llegada sin esperarte,
eres tan antigua mía,
te conozco tan de tiempo,
que en tu amor cierro los ojos,
y camino sin errar,
a ciegas, sin pedir nada
a esa luz lenta y segura
con que se conocen letras
y formas y se echan cuentas
y se cree que se ve
quién eres tú, mi invisible

viernes, 19 de marzo de 2010

Nada

Seca de palabras,
presente sin límites que me lanza
hacia alguna tierra inconquistada.
Ya no atino a hablar
cuando me supera la realidad.
Angustiada de presente
mis ojos no ven,
mi espíritu ni siente ni padece.
Impermeabilizada
del mundo, del tiempo, de todo.
Desearía encontrarme en tu mirada,
desearía abrirme en mis palabras,
desearía abrirte mi alma callada.
Pero hoy no puedo,
hoy navego en la Nada.
Soy ese ser sin memoria
que reniega de este aquí y este ahora.
Mundo de tierra,
alas de arena,
intuición que algo espera.
Corazón de tinta
que se seca y desespera
de tanto vivir en el día.
¿Donde está el alma del mundo
en el presente que vivimos
a diario?
¿Debo, acaso,
esperar ese alma
en otro destino?
¿O es que no existe tal alma,
o es que solo el presente está vivo?

lunes, 15 de marzo de 2010

Entre la contemplación y la acción

"Llega siempre un momento en el que hay que elegir entre la contemplación y la acción. Eso se llama hacerse hombre. Esos desgarramientos son espantosos. Pero para un corazón orgullosos no hay término medio. Están Dios o el tiempo, la cruz o la espada. Este mundo tiene un sentido más elevado que sobrepasa sus agitaciones. Hay que vivir con el tiempo y morir con él, o hurtarse a él para una vida más grande. Sé que se puede transigir y que es posible vivir en el siglo y creer en lo eterno. Eso se llama aceptar. Pero ese término me repugna, y quiero todo o nada. Si elijo la acción, no creáis que la contemplación es para mí una tierra desconocida. Mas no puede dármelo todo y, privado de lo eterno, quiero aliarme con el tiempo".
Es uno de los mejores fragmentos que he leído. Es de Albert Camus, en el libro "El mito de Sísifo".

viernes, 12 de marzo de 2010

Viajes en tren

Hay mucha gente. Por todos sitios la gente camina, corre, lee, escucha música o, simplemente, mira a su alrededor. Salgo a la calle, subo al tren y ahí, entre la multitud, me siento gente. ¿Serán ellos, también, como yo, conscientes de esto? ¿O seguirán sintiéndose los únicos dueños del suelo que pisan? ¿Seguirán aún con esa sensación de posesión, con ese aire dominante con que pasean por su casa?
El tren es el tránsito. Es ese lugar que les transporta. Que les transporta no sólo de casa al trabajo o al lugar de estudios, sino de un estado de su espíritu a otro. Casi todo el mundo viaja en tren viviendo un tránsito, sintiéndolo. Y en estos trenes que observo, y en los que yo también me transporto, veo un enfrentamiento de sensaciones: añoranza o espera. Unos añoran su hogar, el recogimiento. Otros esperan volver. Otros esperan llegar. Pero pocos sienten instante. Decía Camus que las personas tristes son las que ignoran o esperan. Ignorar y esperar es despreciar el presente. Son pocos los que no ven el tren como un tránsito.
El viaje dura poco, por lo que da pereza comenzar una conversación con la persona de al lado. Si durara mucho, la pereza vendría por el temor a llenar los espacios vacíos de conversación, los momentos en que las palabras se niegan a afluir.
El tren es cruce de miradas, es intriga, es misterio, es caos.
Cientos de vidas, de personas, de pensamientos que convergen y se unen en un mismo tiempo y lugar. Las personas dejan de ser personas para convertirse en mercancías objeto de transporte.
Cada uno busca la mejor manera de entretener ese tiempo; cualquier actividad que evada un poco la mente y permita aislarse del resto es válida.
El individuo se abstrae de su presente: se embarca en acordes que salen de sus auriculares, viaja entre las páginas de un libro, mira, sin observar o, sencillamente, duerme.
Nunca el tren es alegre. Siempre se intuye tristeza, melancolía, falta de vida, de palabras.
Suele molestar oír a alguien que habla, suele interrumpir la música alta o las carcajadas.
Queremos ver el tren como un lugar de silencio, soledad, aislamiento y alienación. Queremos evadirnos cuando algo nos recuerda que somos masa, que somos gente.
La vuelta a nuestra mente, a nuestro yo elimina esa ansiedad. Por eso en el tren, entre la masa, buscamos soledad.

jueves, 11 de marzo de 2010

Habitante de mi sombra

Sé tú, fugaz, mortal,
el habitante de mi sombra.
Dejaste de ser dios de mis pensamientos,
dejaste de ser el mito de mis anhelos.
Abajo de tu pedestal
ya te veo en la realidad.
Desmitificada tu figura
eres un cuerpo, un alma,
un ser que rueda y duda.
Y aún te quiero:
a ti, al mortal,
al iluso, al real,
con fallos y defectos.
Sé tú, fugaz, mortal,
el guardián de mis sueños.
Sé tú, fugaz, mortal,
el poseedor único de mis besos.
Mírame en el día, mírame en la noche;
mírame despojada ya
de toda máscara, cuando no haya
adornos ni colores.
Acompasa mis pulsos con tu aliento.
Rétame con tus pupilas como espejos.
A tientas
busco hablarte y te descubro.
Enmudece tu boca bañada
en el sudor de nuestro mundo.
Luna, excusa, culpa, disculpa,
euforia, llamada, discordia, mirada.
En la distancia aún
nuestros ojos se llaman.
Ante el tiempo, en el recuerdo,
los suspiros se nos escapan.
Entre los otros, la necesidad nos atrapa.
A pesar de todo, una brisa nos arrastra.
Soñándonos, esperándonos,
la tristeza nos deshoja.
Sé tú, el fugaz, el mortal,
el habitante de mi sombra.

martes, 9 de marzo de 2010

Nostalgia de materia

¿Las oyes cómo piden realidades...

¿Las oyes cómo piden realidades,
ellas, desmelenadas, fieras,
ellas, las sombras que los dos forjamos
en este inmenso lecho de distancias?
Cansadas ya de infinitud, de tiempo
sin medida, de anónimo, heridas
por una gran nostalgia de materia,
piden límites, días, nombres.
No pueden
vivir así ya más; están al borde
del morir de las sombras que es la nada.
Acude, ven conmigo.
Tiende tus manos, tiéndeles tu cuerpo.
Los dos les buscaremos
un color, una fecha, un pecho, un sol.
Que descansen en ti, se tú su carne.
¡Se calmará su enorme ansia errante,
mientras las estrechamos
ávidamente entre los cuerpos nuestros
donde encuentran su pasto y su reposo.
Adormirán al fin en nuestro sueño
abrazado, abrazadas. Y así luego,
al separarnos, al nutrirnos sólo
de sombras, entre lejos,
ellas
tendrán recuerdos ya, tendrán pasado
de carne y hueso,
el tiempo que vivieron en nosotros.
Y su afanoso sueño
de sombras, otra vez, será el retorno
a esta corporeidad mortal y rosa
donde el amor inventa su infinito.

Pedro Salinas

A veces sólo nos quedan las sombras. A veces vivimos de las sombras, ellas nos dan el alimento, ellas calman nuestros pensamientos vacilantes, nuestras esperanzas, nuestra sed, nuestra tristeza. Cuando algo sucede, siempre queda su sombra, su recuerdo. Si deseamos algo mucho, con todas nuestras fuerzas, aunque esté próxima su muerte, aunque su consumación sea su desaparición, mejor que suceda. Mejor su sombra que la nada, mejor su anhelo que su inexistencia. El mundo puede estar en el segundo entre la espera y la memoria de su realización. Mejor la "nostalgia de la materia" que la realidad de ilusiones que son aire, que son vacío. Sombras, quiero sombras, quiero que tus sombras y las mías se tiendan las manos, los cuerpos y acaben con este "inmenso lecho de distancias" desde el que nos anhelamos.

domingo, 7 de marzo de 2010

Grito

Los vacíos y solitarios espacios
de tiempo, lugar y forma
reclaman unos labios
que hablen de lo dulce de todas las bocas.
El mundo triste
reclama el grito de los que viven.
Vivos, muertos,
ya no importa
porque nadie nada dice.
Nadie sabe qué siente:
¿contentos, felices?
El mundo inteligente
a menudo se desdice.
Ya nadie canta,
ya nadie ríe;
apenas ven algo fuera,
apenas sienten que alguien les sigue.
Callan, asienten, ni dudan ni sonríen.
Cielos caídos,
horizontes aplastados y bellezas apagadas.

Hombres que apenas hablan
y con frecuencia maldicen.

Beso olvidado

No me entregues tu sed de lluvia:
esa sed que cualquier agua calmaría,
por muy sucia o muy fría.
Tráeme tu tránsito,
tráeme ese camino incesante
que recorres a diario.
No me entregues la desidia,
insatisfecha alma anhelante.
Calma tu sed
en el manantial de nuestro instante.
Fue como tormento, fue como canto,
como melancólica timidez.
Nuestro abrazo fue
un abrazo desnudado de toda piel.
Dame el vacío de tu corazón solitario,
alimento de la tristeza
del mundo cansado.
Candidez que añoro
siempre de tus manos.
Dame tu mundo de palabras inhibidas,
de besos contenidos
y te quieros detenidos.
Eres sol en la niebla,
eres luz en la tiniebla,
suave caricia en la amarga espera;
mundo de sombra sobre mí se ciñe
cuando siento que te alejas.
Mi carne deja de ser carne
y se vuelve simple ser volante.
Mi risa ya no viene del mundo de la alegría
sino del incierto drama interrogante.
Triste recuerdo,
olvido suplicante.
Dejó mi boca su beso olvidado
allá, lejos, en ti,
prendido de tus labios.

martes, 2 de marzo de 2010

Larra, entre la libertad y la condena

Cuando me he asomado a tus palabras, a tus textos, a tus artículos, he sufrido contigo, he sentido tu inadaptación, tu falta de sitio, tu desánimo y tu energía. Tienes ese inconformismo que sólo se atreven a denunciar aquellos a quienes la sociedad les duele, aquellos que se sienten comprometidos, ligados a ese lugar en que están de paso. Porque esas personas no se sienten de paso, sino que se sienten integrados en el mundo, sienten que ellos son el mundo, que pueden y deben sentirlo como sienten su cuerpo o su mente.
Cuando te he leído he visto en ti ese sueño de eternidad, esa ilusión de trascendencia; he compartido contigo la esperanza del olvido del tiempo, del olvido del ahora.
Alabo tu sacrificio, el sacrificio de tus propios pensamientos, tiempo y espacio para entregarlos a una causa que considerabas justa. Entregaste tu vida a la denuncia, a los intentos de mejorar el tiempo, la política, la cultura; tu espíritu era enérgico, siempre atrevido a levantar la voz, siempre atrevido a burlar al poder y nunca entregado a ningún dios.
Quizás pueda sorprender saber que nunca estuviste mal pagado, que tuviste cierta fama en la época y que, a pesar de eso, siempre sentiste vacío, pena, soledad e incomprensión. Tus carencias eran del alma: carencias de un amigo a quien contar todo, carencias de una sociedad abierta a tus ideas, un gobierno justo dispuesto a atender a sus ciudadanos. Tu lugar estaba más allá de esta realidad; aspiraste, en tu sueño romántico a conquistar las Grandes Ideas, aspiraste a la realización de propósitos demasiado complejos. Tal vez haya quien te acuse de egoísta, defensor de una moral objetiva (la tuya propia); podrás ser tachado de prepotente y engreído, de caprichoso o soñador; pero yo más bien te considero un espíritu atormentado que creyó firmemente en algo y luchó por ello hasta el hastío, hasta la desilusión más absoluta, hasta la ruptura de los sueños. Cuando un hombre pierde sus sueños, lo ha perdido todo. Cuando un hombre sueña demasiado, como a ti te pasó, comienza una pendiente resbaladiza de la que es difícil regresar. Eso te pasó a ti, pobrecito hablador, que tanto quisiste delimitar con palabras, que tanto quisiste reducir a la imposible explicación lógica. Un sueño te dio vida, y ese mismo sueño te la quitó.
Un pensamiento constante en ti fue: “No me escuchan, no me quieren, no me entienden, ¿dónde está mi público?”. Grave error es el de quien cree que existe un bien común. Condenado está aquél que se atreve a pensar en una comunidad. El ser humano es subjetivo, es individuo que piensa en su propio beneficio. Ya dudaste que existiera el público, y ese debiera haber sido el camino para librarte del fatal destino que te absorbió. Pero, pronto, abandonaste ese camino, renegaste para siempre a la frustración, negaste a tu espíritu la afirmación constante de realidad, te negaste a aceptar el absurdo como lo natural, no quisiste renunciar a un sueño, y lo perseguiste hasta sus últimas consecuencias.
Fuiste hombre reclamando palabras: conmovedora escena de un alma que apuesta por un propósito tan simplemente humano: el raciocinio de los seres pensantes. Un alma reclamando que no le tapasen la boca, que le dejaran hablar, que le permitieran velar por el bien de su sociedad. Complejidad de hombre que no se conforma con la existencia, capaz de sacrificarse defendiendo las expresión de las impresiones por el verbo, inacabado siempre.
Renegando de toda ideología, espíritu libre que nació para morir de libertad, caído en la trampa del logos, atrapado en la telaraña del pensamiento. Las palabras te esclavizaron. Las palabras, esa aspiración imparable de abstracción, esa ilusión tuya, ese presentimiento de que tal vez algún día.

Fueron sus palabras, las que tanto lo liberaron y tanto lo esclavizaron. Alma de sueño que nació para volar un día. Romántico entregado a sus Ideas, romántico que luchó y murió por ellas.
Decía Vicente Aleixandre:
“Y son los hombres los que traducen luego con su signo o palabras la respuesta a la vida. La palabra responde, por el mundo. Pero, a veces, muchas más veces, la palabra limita con el hombre, es el hombre”.
Larra comió del fruto del árbol envenenado. Comió de ese árbol de la ciencia que describía Pío Baroja. Larra fue el hombre atrapado por su destino de fugacidad. El hombre, como decía Blas de Otero es “un ángel con grandes alas de cadenas”. Algo dentro de él aspira a luna, pero unas cadenas lo ligan a la tierra.
Tal vez ya en su etapa final, en esa conversación con el ficticio criado, Larra comienza a darse cuenta de que está equivocándose, de que aspira a imposibles, pero poco después de este artículo se suicidó. Porque se negaba a la frustración. Su espíritu estaba ya condenado a ser esencia y trascender.
Por esto podemos hoy leer a Larra y sentirle tan actual: porque penetró hasta esos lugares comunes a todo ser humano, esas características propias de todo hombre. Larra seguirá muchos siglo más volando sobre esos seres, inundando esas mentes que transitan este mundo, y encontrará siempre corazones en los que calar, encontrará siempre gentes sedientas de sus palabras, que se encontrarán en la soledad de sus condenas.

Compartiendo azúcar


A veces todo es mucho más sencillo de lo que parece. A veces, la mayor parte de las veces, nos pasamos el tiempo quejándonos, lamentando todo lo que nos falta, lo que echamos de menos o lo que nos gustaría tener. Pero las cosas pequeñas nos pueden llegar a hacer muy felices si las sabemos valorar. Lo que está un día tras otro. Los segundos, minutos, horas, días!! que pasamos con una misma persona consiguiendo (sin ningún esfuerzo) no discutir nos pueden dar una pequeña señal de lo encantadora e inexplicable que es la vida. Cosas tan simples como atiborrar a alguien a bizcocho, compartir el azúcar del café (echándose una la mitad y otra 1 + la otra mitad) o las maxi-palmeras blancas del desayuno, saber con qué cara se levanta y llega a clase, saber qué piensa tras un examen, qué hace antes de irse a domir, saber qué opina de la vida, de la amistad, del amor, a qué velocidad come, cuáles son sus colores favoritos, convencerla continuamente y hacerla creer que hay máquinas de recargar móviles donde jamás existieron, convencerla de tus propios sueños y hasta persuadirla de que pase por el barro! Hacer peyas juntas o inventar lemas como: "Nosotros testigos, nosotros decidimos". Que te escuche todas las divagaciones filosóficas, o las alusiones continuas a poetas y a escritores pasados de moda (efímeros pero imperecederos)... Asentir a la vez mientras escuchas a un profesor, y darte cuenta de que sois las dos únicas personas de clase que asienten!!! Eso une mucho. Unen las pequeñas cosas, porque son muy grandes. Sólo hacen falta espíritus dispuestos a vivir de presentes, a disfrutar el momento, a percibir, a sentir, a valorar, a reir... y los buenos sentimientos aflorarán, porque están dispuestos a nacer allí donde encuentren un poco de terreno fértil. Porque todo aspira a paz.

domingo, 28 de febrero de 2010

TEMO

Tengo miedo a tus silencios,
cuando no hablan
sino que están matando palabras.
También temo a que, si me hablas,
tus ecos fríos y lejanos
me desvelen en las madrugadas.
Temo el aislamiento en tu mirada.
Temo buscarte el resto de mis días
y temo encontrarme en la Nada.

Eres temor,
¿y quizás, tan sólo eso, siempre,
sea la condena del amor?

lunes, 22 de febrero de 2010

Aliento

Siempre hay algo de vacío en la intensidad.
Siempre los momentos apasionados acaban consumiéndose con su propia existencia. Siempre la intensidad acaba en anhelo. Los instantes llegan, llenan y se van. Siempre viviremos de alientos y desvelos.

"Los celos, un aliento que nos agota.
El perdón, un aliento que nos alivia.
La esperanza, un aliento que retenemos.
La pasión, un aliento que liberamos".
De la película "aliento" de Kim Ki-Duk

Nuestra historia es la historia de nuestras pasiones, de nuestros alientos, de los momentos que no se explican con palabras y tan sólo permanecen en la mente, guardados, duraderos, intempestivos, atemporales, inmortales. La intensidad es fuego, que no conoce alma ni recuerdo, que es siempre pensamiento eterno. No hay memoria ni recuerdo porque siempre es verdadero.

viernes, 19 de febrero de 2010

CONDENADA

Ojala encuentre algo que me inunde el ser, algo que me anule, algo que me haga desaparecer; que borre mi capacidad de juzgar, mi capacidad de razonar.
Ojala alguna vez, algo, pueda anularme el pensamiento, embriagarme hasta hacerme perder el intelecto: la noción del bien, la noción del mal, la noción de lo justo, de lo racional.
Ojala algo me anegue los sentidos hasta el punto de hacerme olvidar y entregarme al destino.
Ojala encuentre una causa a la que entregarme con todas mis fuerzas, algo que me una a la naturaleza, algo que sea inevitable, necesario, eterno, irremediable.
Ojala algún día encuentre una acción de la que no poder responsabilizarme.
Ojala algún día no pueda llorar ni reír porque tenía que ser así.
Ojala algún acontecimiento me llegue sin más, se me presente sin darme oportunidad.
Quiero ser esas alas que volaron hace generaciones hacia horizontes soñados, sin preocuparse del futuro ni del pasado. Esas alas atrevidas, valientes, que se embarcaron sin miedo de ruinas ni de daños.
Quiero ser ese viento que sopla sin saber dónde irá y que nunca reposa.
Quiero ser ese pájaro que se deja mecer en el viento, de suaves plumas y peso ligero.
Quiero ser esa rama arrastrada por la corriente que jamás dio explicación de sus viajes.
Quiero ser como ese silencioso rumor que hacen los besos cuando tan sólo se insinúan, cuando tan sólo se lanzan a una curiosa aventura.
Quiero ser latidos de luna, que empujando deseos, laten sin mesura.
Esa rodada hoja que rueda sola, sin planes, sin preocupación y sin explicarse a nadie.
Esta razón me está agobiando, me está rompiendo el corazón. Por miedo de daños, por miedo a los años, por miedo a depender de unos labios, por miedo a entregarme demasiado, por no saber dónde estará el punto exacto.
Invoco a esa gota de destino que acaso debe guiar a cada individuo; invoco a que me ilustre un poco de verdad, a que me alumbre alguna franja de serenidad.

martes, 16 de febrero de 2010

VENGO

Vengo de asomarme a todos los retos de mis sueños infantiles.
Vengo de luchar y de sufrir por un amor que nunca supe si fue risa o dolor.
Vengo de pasear por las arenas movedizas de besos que descendían por siluetas indecisas.
Vengo de enfrentarme, cuerpo a cuerpo, con el infierno de temores convertidos en certezas.
Vengo de allí donde el sueño se hizo suspiro y el tiempo intervalo.
Vengo de ver al espíritu encogerse y volverse viento.
Vengo de sentir la desaparición de un cuerpo en otro cuerpo que lo espera.
Vengo de llamar realidad al sueño.
Vengo del capricho de encerrar la verdad en los límites de una figura
que con frecuencia me anula.
De sentir entre unos brazos que una historia se esfuma.
Vengo de vivir de esperanzas y de creer
que la belleza está donde la buscas.
Vengo de nuevo a mi mundo
con energía y llena de dudas.
Tal vez dudando encuentre algún día algo puro.
Vengo al mundo que me sonríe
y del que puedo recibir mucho.
Vengo al mundo a buscar mi hueco
allí donde otros hallaron el suyo.
Reivindico todo lo que es mío:
reivindico mis espacios, mis pensamientos y mis desvaríos.
Vuelvo a este mundo, superficial pero profundo.

ETAPAS

La vida es una sucesión de etapas y acontecimientos que van sucediéndose. A veces, hay una etapa muy bonita que deseamos que nunca acabe. Pero siempre acaban. Todas las etapas se agotan, se acaban consumiendo para dar lugar a otras nuevas. En el camino de la vida, muchas veces se cometen fallos. Algunos son poco graves, fácilmente enmendables. Pero, otros, son mucho más graves. A veces, nuestro espíritu aventurero quiere embaucarse en cosas demasiado complicadas. Y ese es el caso de los sentimientos. Cuando uno está solo tiene mucha libertad, mucho margen de actuación. Es totalmente dueño de sus actos y de su persona. Pero, cuando decidimos darnos el capricho de viajar con compañía, no somos conscientes de los muchos riesgos que esto entraña.
Los sentimientos son como el fuego, y acabas quemándote muchas veces.
Todo empieza como un juego, como un "a ver qué pasa", como un "vamos a probar", como un "me lo merezco", "me voy a hacer una concesión", o "¿por qué otros sí pueden y yo no?". Y, después, sin darte cuenta, ya estás atrapado. Has caído en la trampa, has caído en la tentación. Puede ser que el juego salga bien, pero también puede ser que salga mal. Y hay que tener mucha energía para admitir que algo no va bien cuando hablamos de relaciones humanas. Hay que adoptar yo diría que incluso una frialdad moral y decidir cambiar de rumbo.
Cuando llegamos a cierto punto, y muchas cosas fallan, pensamos que merece la pena seguir para no desperdiciar todo eso que ya hemos logrado. Pero, cuando la máquina sigue fallando y fallando a veces es necesario abandonar la idea de seguirla reparando. Los sentimientos que tiran al pasado son muy poderosos, son casi invencibles, pero a veces hay que emplear energía y conseguir vencerlos.
Siempre hay un mañana esperando para recibirnos cuando acabe la noche.

miércoles, 10 de febrero de 2010

HOMBRE NUEVO

Por tus venas
corre sangre
que se asombra
y encadena.
En el aliento de tu voz
un mundo nuevo despierta.
Alma que nació
para debatirse
entre la prisa y la espera.
Llueve el cielo
deshecho en llanto
y, por la franja de luz,
camina el hombre cansado.
Buscando el último lucero,
viviendo al límite,
serás siempre tú:
siempre apostando
y siempre triste.
Hombre de hoy,
consciente de sus días
y de sus noches;
vagabundo de horas,
comedor de reproches
heredero de olvidadas voces.
A tu pluma,
de palabras sedienta,
aborrecida por los infelices
que nada esperan,
acuden sin pudor
otros que buscan respuestas
en un espíritu luchador.
Tras de ti
caminan otros
que aún también desean vivir.
Únete a aquellos
que antes vieron el tormento.
Fúndete en sombra
y sopla,
inunda como el viento.
Penetra los corazones
de tantísimos descontentos.
Encuéntrate con tus semejantes
y muéstrales tus argumentos.
Trae al mundo
lo que es suyo:
devuélveles su esencia de misterio.

Propio

jueves, 4 de febrero de 2010

¿Como fin o como medio?

Muchas veces pienso si las personas se unen realmente por amor, por conexión, porque algo dentro las llama a unirse; o simplemente para llenar un vacío, para no caer en la soledad.

El ser humano es débil por naturaleza, es por naturaleza sensible a la soledad. Ya decía Aristóteles hace mucho que el hombre es un animal social. Necesitamos relacionarnos, necesitamos de los demás para llegar a descubrir quiénes somos en realidad.

En cambio a mí me da pena saber que la gente me busca por necesidad. Es a la vez alentador, pero también desmotivador. Estaríamos hablando de que las personas son medios para algo: medios para un beneficio personal, medios para llenar nuestro tiempo.

Si pensamos que el hombre puede estar solo, que puede vivir aislado, individualmente, entonces podemos pensar que cuando encuentra a otra persona realmente la quiere, como fin en sí misma.

Es muy complicado saber si nos quieren como medio o como fin. Quizás un existencialista diría que no hay que pararse a pensar esto, que hay simplemente que vivir, que disfrutar lo que se pueda el presente y ya. Pero es una cuestión fundamental a la hora de tomar muchas otras decisiones, a la hora de entender muchas reacciones en el prójimo. Una base mala da un presente malo, da malas consecuencias.

Debería ser ya hora de que tratemos a los demás como fines en sí mismos y no como medios para nuestra propia felicidad.

Por encima de las nubes

A veces las cosas no suceden como nos gustaría. A veces es simplemente cuestión de mala suerte. A veces es simplemente que la ruleta de la fortuna no paró en nosotros, y somos víctimas de ese porcentaje de gente al que "le toca" tal o cual cosa. Otras veces, es por la voluntad de otras personas. A veces las personas no son como nosotros queremos, o no actúan como deseamos que lo hagan. Cada persona tiene su carácter. A veces nos duele muchísimo que las cosas no sean como nosotros las queremos. Lloramos, nos disgustamos, nos sentimos abatidos; se nos desmorona todo. Sólo vemos aquello que no nos gusta. Se magnifica. Nos tapa todas las demás cosas. Nos anula todos esos otros motivos que tenemos para ser felices. Todo no está a nuestro antojo, pero siempre, todos, contamos con cientos de privilegios por los que deberíamos sentirnos afortunados. Cuando una persona nos falla, cuando una situación de nuestra vida no va bien o perdemos algo, siempre hay muchas otras personas que sí están, muchas otras cosas que nos pertenecen.

Tal vez sea cuestión de orgullo, de egoísmo, de amor propio. Tal vez deseemos con tanta intensidad aquello que no tenemos porque nos supone un reto. Tal vez deberíamos aprender a valorar las cosas que no hemos perseguido, aquello que está, sin más. La costumbre mata muchas cosas, y una es el encanto. Cuando nos acostumbramos a una persona, a un paisaje, a un objeto... acabamos no valorándolo. Acabamos pensando que siempre va a estar, que nos pertenece, que podemos tomarnos el lujo de no valorarlo, como si su deber fuera pertenecernos y no irse nunca.

Cuando siento que el mundo me da la espalda, intento hacer una lista de cosas positivas. Y me salen muchísimas. Cuando algo falla en mi mundo intento alzarme por encima de todo, intento mirarme desde fuera, desde otra vida, desde otro ser. Intento mirarme por encima de las nubes y ser capaz de agradecer mi fortuna.

Y doy gracias a todo lo que está, a todo lo que es mío, me pertenece, a todas las personas que siempre están, que no fallan, que permanecen aunque a veces olvide su presencia. Todo eso que necesitamos tanto que no lo valoramos, quizás no por costumbre, sino porque no concebiríamos una vida sin ello. Porque es inmanente a nuestra persona.

Ójala algún día el espíritu deje de ser egoísta, orgulloso y aventurero y se siente a pensar.

viernes, 22 de enero de 2010

Regreso

De los recónditos parajes donde habita la emoción
emerjo de día y a pleno sol.
De allí donde las estrellas durante el día
se asoman a beber;
de allí vuelvo yo,
harta de todo y aún con sed.
Habité en el hogar de la risa
y allí palpité entre dos mundos,
viviendo aquel misterio sin prisa,
lento y profundo.
Allí donde se forjaron los imposibles,
allí habité hasta que te fuiste.
Sin dejar rastro de huellas llegué
y ahora no veo camino que recorrer:
He olvidado el sendero para volver.
Ahora regreso sola,
sin ti,
a este mundo antiguo y extraño;
hoy vuelvo sola
y no me acostumbro a reír
sabiendo que nunca estuviste a mi lado.

Propio

martes, 19 de enero de 2010

EVOCO

Quiero que vengas a vivir en mí;
quiero que tus ojos
me recuerden sólo
todo lo que quise recibir de ti.
Necesito que tus labios, suaves,
comprendan los misterios
que tu mente alberga.
Vives con un aislamiento de aire,
que siempre sopla por nadie.
En ti las esperanzas
se volvieron momento.
Y después una mañana,
repentinamente,
de tinieblas emergieron
torbellinos de incoherencias
que embargaron mis sueños de estrellas.
Dudo de ti,
de tus problemas.
Dejas mi alma muda
y el incierto destino me abruma.
Si pudiera hoy zanjar las dudas...
Si pudiera hoy, definitivamente, hablar de ruptura...
Evoco a aquellas olas de espuma
que un día vinieron a mí
llenas de vida y de reír;
evoco a aquellos rayos de sol nuevo,
que me convencieron
de que aún existían amores verdaderos;
evoco a aquellas nubes
que se llenaron de colores
para decirme
que escuchara mis pasiones.
Evoco a los espíritus ancestrales
de enamorados errantes
que aún vagan solos,
pues soledad es
la condena del que entregó su ser.
Los evoco para que hoy vuelvan,
para que hoy que los necesito
me entreguen mi anterior existencia.
Quiero otra vez
mi mundo de por qués.
Quiero nuevamente mis ojos
vencedores de tentaciones y de antojos.
Quiero que esta ilusión se llegue a apagar,
sin esto tan extraño que me ata,
quiero volverme a desintegrar
en el firmamento de mi verdad,
sin esta tristeza que me atrapa.
Quiero estar a solas
sin el recuerdo de tu boca.


Propio

lunes, 18 de enero de 2010

Hombres, lobos, artistas e inmortales

“Muchos artistas principalmente pertenecen a esta especia (la de mitad hombre, mitad lobo). Estos hombres tienen todos dentro de sí dos almas, dos naturalezas; en ellos existe lo divino y lo demoniaco, la capacidad de ventura y la capacidad de sufrimiento, tan hostiles y confusos lo uno junto y dentro de lo otro, como estaban en Harry el lobo y el hombre (la parte instintiva y la parte racional). Y estas personas, cuya existencia es muy agitada, viven a veces en sus raros momentos de felicidad algo tan fuerte y tan indeciblemente hermoso, la espuma de la dicha momentánea salta con frecuencia tan alta y deslumbrante por encima del mar del sufrimiento, que este breve relámpago de ventura alcanza y encanta radiante también a otras personas. Así se producen, como preciosa y fugitiva espuma de felicidad sobre el mar de sufrimiento, todas aquellas obras de arte en las cuales un solo hombre atormentado se eleva por un momento tan alto sobre su propio destino, que su dicha luce como una estrella, y a todos aquellos que la ven les parece algo eterno y como su propio sueño de felicidad. Todos estos hombres, llámense como se quieran sus hechos y sus obras, no tienen realmente, por lo general, una verdadera vida; es decir, su vida no es ninguna esencia, no tiene forma, no son héroes o artistas o pensadores a la manera como otros son jueces, médicos, zapateros o maestros, sino que su existencia es un movimiento y un flujo y reflujo eternos y penosos, está infeliz y dolorosamente desgarrada, es terrible y no tiene sentido si no se está dispuesto a ver dicho sentido precisamente en aquellos escasos sucesos, hechos, ideas y obras que irradian por encima del caos de una vida así.

Entre los hombres de esta especie ha surgido el pensamiento peligroso y horrible de que acaso toda la vida humana no sea sino un tremendo erro, un aborto violento y desgraciado de la madre universal, un ensayo salvaje y horriblemente desafortunado de la naturaleza. Pero también entre ellos es donde ha surgido la otra idea de que el hombre acaso no sea sólo un animal medio razonable, sino un hijo de los dioses y destinado a la inmortalidad”.
Hermann Hesse, "El lobo estepario"

El alma del poeta

Apacibles momentos de ensueño
en que me sumo si me acerco a ti.
Horas que pasan volando
como si fueran vivir.
Embrujador de realidades
a base de telas
que se rompen como cristales.
Cúmulo de verbos, de sustantivos,
adverbios y adjetivos.
Banal método de acercarme
a un mundo
donde todo es inclasificable.
Mundo desde el que miro;
mundo imaginario;
mundo de los libros.
Quiero más vivir de mis ojos
que ven el mundo
sin temor ni decoro.
Adoro la filosofía
que perciben mis oídos
de todas las bocas,
de todas las melodías.
Agradezco a mis manos
porque tocan la seda
y conocen la alegría.
Siento el viento,
ora soplar lento
ora soplar fuerte
y conozco el girar de la suerte.
Huelo un arte
oscuro y profundo.
Huelo el mar
y conozco alguna misteriosa verdad.
A tus contornos,
frágiles siempre en cuerpo desnudo,
me asomo
y me abrumo.
Espacio de los sentidos,
conocimiento sensitivo
por donde toda sabiduría empieza
y acaso vaga el destino.
Libros, letras…
Nada ofrecen y todo alientan.
Sabio está de experiencias
el alma del poeta.

Propio