jueves, 30 de abril de 2020

¿Quién es lo que se muestra?

¿Quién es lo que se muestra?
Nadie.

Pero, a su vez, todos somos capas
queriendo demostrar que somos alguien.

Unos demuestran eso en lo que creen,
a lo que se aferran,
aunque a veces también cometan
actos censurables conforme a esas creencias autoimpuestas,
que ocultan, por supuesto,
en su sociedad perfecta.

Otros, aparecen
como eso que les han dicho que son,
haciendo honor a sus etiquetas.

Algunos, disimulan simulando
no querer ser nadie,
pero en ese no querer,
hay un Ego que se está mostrando.

Todos somos algo que se nos escapa.
Fantasía y realidad
en una batalla diaria
buscando nuestro sitio,
nuestra gente,
nuestra etapa,
debatiéndonos entre si tenemos un destino
y, por ende,
el fin de todo es encontrarlo,
o si somos sólo lo que creamos.

Nadie es lo que parece,
y todos queremos ser lo que aparentamos.

Al final,
somos esa síntesis
entre consecuencia y casualidad.

Patricia Gómez Sánchez
(29/4/2020)

Fugaz

Qué ansiada necesidad
la de sentirme única,
¡Qué ingenua!
¡Como si alguien lo fuera!
Rebuscando las maneras de sentirme útil,
eficaz, eficiente,
en este mundo destinado a recordarme
que soy volátil, prescindible,
breve,
y que si no me quiero yo,
entonces nadie me quiere.

Pensaba que en sus manos sería otra,
que me sentiría la mejor,
la más algo en alguna cosa.
Pero la realidad no es esa,
la realidad es otra:
Es que a veces siento,
probablemente por culpa mía,
que soy alguien que camina,
sin más,
y que pasa ahora por su vida.
Por mucho que me hable,
pregunte, convenza...
Por mucho que quiera ilusionarme,
yo no me hago una idea
de qué parte real ocupo en su imagen colectiva.

Yo quería ser alguien,
ya,
pero sólo siento que aún falta mucho tiempo,
que hay mucha gente a su alrededor,
muchas personas, canciones, ex amor;
y no sé cuándo podré llegar a ser
alguien diferenciado en ese montón.

Y no es por que no lo vea
o no me lo demuestre,
a lo mejor se trata de que soy egoísta,
tonta o ciega,
y no veo más allá de mis serpientes...
No sé por qué es, pero a veces,
me noto tan en otra dimensión,
que me duele.

Tal vez algún día, ni siquiera lo descarto.
Pero siento que ya voy tarde,
y muchos sitios están ocupados.
No es por mi autoestima,
que la tengo también, he de decirlo,
bastante jodida en estos días;
Es porque lo quiero siempre,
y no sé si eso es posible,
sintiendo que compito entre tanta gente.
Unos días lo siento menos,
y hasta casi se me olvida algunas veces.

Pero después, algo pasa y vuelve.
Y no sé si es bueno, regular,
o incluso excepcional...
Sólo sé que a mí, a veces,
me recuerda mi destino fugaz,
y no sé si es para bien, mal o para regular.

Patricia Gómez Sanchez.
(29/4/2020)

domingo, 26 de abril de 2020

El baile de sus manos



Sus dedos: ágiles,
como suaves,
determinantes y firmes,
fuertes pero frágiles,
sutiles...
deslizándose de tecla en tecla:
surtidores de sonrisas,
pasión y entrega,
danzando en un baile
de puertas abiertas.

Demostrándonos un alma
nacida para eso:
llevarnos, siempre, a un mundo de amor y sueño.

En cada nota,
un mundo que se muestra:
armonía, ritmo y melodía
iluminando las horas,
que pasan, extrañas,
entre altibajos y extremos
en los últimos días.

Lo miro,
y todos mis sentidos lo miran,
respiran y suspiran.

Ojos: cuando observan cómo sus manos
tocan el piano y me elevan
en ese ritual cada día sacralizado.

Tacto:
Que hasta parece que toca
todo lo que evoca,
y se eriza mientras me recuerda:
un roce que alimenta y no pasa en vano,
un latido que se expresa apasionado.

Olfato:
en ese estallido de fragancias que revientan
cuando cada nota
deja su eco
como si quisiera
que no abandonásemos su huella.

Lengua:
que se mueve para dentro,
aguantando lo que quiero
pero no puedo.
Un gusto amargo
que, entre los silencios,
pausas breves y vacíos inhabitados,
acallo.

Oído:
Al que llega cada aliento
que sale de esas manos.
Cada "lejos pero cerca"
y cada "seguiremos esperando".
Cada suspiro y cada aplauso.
Tan alegre, triste, nostálgico,
tan alentador, tierno y salvaje.

Fuente que nutre todos mis Yos:
el que se muestra y el que está en la sombra.
Un alma que despierta y un ardiente corazón.

Ojos, piel, sonidos, boca y olor.
Plenitud del aire
cuando tu música es mi canción.

Patricia Gómez Sánchez

domingo, 19 de abril de 2020

Eres


No eres lo que eres.
No sólo.

Eres lo que se te escapa,
lo que no puedes explicar con palabras.

Lo que se ilumina en tus ojos
cuando piensas en su cara,
la media sonrisa
que te despierta esa mirada;
lo que no contienes
cuando ríes a carcajadas.

Eres el último pensamiento
hasta que te puede el sueño,
lo que imaginas cada día
cuando te vas a dormir
y lo que te ilusiona cada mañana
para levantarte y seguir.

Ya lo decía Freud:
Eres lo que te asalta.

Lo que te deja sin respiración,
lo que te conmueve y atrapa,
tu Ego despertando a la imaginación.

Eres de donde fracasas,
por mucho que quieras demostrar
ser de donde ganas.

Eres del silencio
en el que no te apagas,
del que te encuentra
perdido y a solas.
Eres la luz
que se te enciende, de pronto,
cuando llegan las sombras.

No eres los novios, parejas o amigos
que has tenido.
Eres los besos y abrazos
en los que realmente te has rendido.

Eres de quien te abriga
aunque no haga frío.
De quien te escucha
cuando menos lo mereces
porque sabe
que es cuando más te ayuda.

Eres tus pausas y tus prisas.
El tiempo que añoras
y el que juzgas perdido.
Las manías inconscientes
que has cogido. 

Eres eso
que inesperadamente
esperas.

Eso,
que apasionada e inexplicablemente
deseas.

No eres todo lo que dices y muestras
con tu correcto vocabulario;
eres también todo eso que, a veces,
se te queda asomando entre los labios.



Patricia Gómez Sánchez

Sueño de sal


Hoy estoy seca de palabras
y, aun así, en este corazón
siento un poema
que se me atraganta.

No tiene rimas ni estrofas contadas.
Quizás no llegue a ninguna conclusión
porque hoy no puedo explicar nada
sin entrar en contradicción.

Hoy me atraviesa un poema
que es un sueño de imágenes y sal,
que tengo que escribir
para que pueda volver a navegar.

Fotografías
que se mezclan en mi cabeza
repetidas y transversales,
de humanos inconscientes
con comportamientos inmorales,
como animales indómitos
jugando a ser inmortales.

En mi sueño vuela un pájaro
que me oye gritar, muda,
palabras de infierno y realidad.

Y hay agua,
mucha agua que me aborda.
Olas gigantes y vivas me abaten,
presionan, invaden...
una mano en bucle que me roza,
y no sé si me acaricia o me destroza.

Palpita el mundo
y me asfixia con su contradicción:
Realidades de sal y hedor.

En mi sueño el Mar me recuerda
la inmensidad del mundo,
con su indescifrable compasión.
Su destino libertador,
mientras mil voces me gritan
entre su profunda indeterminación.

Entonces, abro los ojos, ya terrenal,
y Él acude para deshacer mis nudos
llorando hojas de tinta en mi lugar.

El Poema me devuelve la paz
porque también acaba entre sal:
La sal de estas lágrimas
que ruedan hasta llegar al mar,
sal de esperanza,
de peces y de pescadores,
de amistades y de amores...
Sal que sana, que escuece,
pero cura y depura.

Sal de Luna
que viste de plata
las aguas más profundas
para devolverme el eco
de una humanidad
que aún se vislumbra.

Mi poema me ha salvado
porque me ha devuelto el Mar.

¡Qué necesario el Arte
para no ahogarnos en la Verdad!



Patricia Gómez Sánchez
(PD: He tenido una pesadilla y la he convertido en poesía).

martes, 14 de abril de 2020

Como beso


Beso
como siento.
O, como siento,
beso.
Con calma, excitación,
pasión, sosiego...
Beso:
que va del alma al hueso.

Beso
con los ojos,
con la piel,
desde los labios
que poseen al resto del cuerpo.
Haciendo mía la palabra,
comprimiendo un Universo.

Besa,
cuándo, dónde, cómo
y a quién quieras.
Libre, sin argumentos,
sin temor ni miedo,
porque lo sincero
no entiende de cadenas
y los besos no entienden de género.

Besa libre
y deja sin preguntas todas las respuestas.

Patricia Gómez Sánchez

lunes, 13 de abril de 2020

Huellas



Tengo tus huellas
aún atravesadas en la garganta,
ensuciándome el destino
que tenía programado,
empañándome las lentes
con las que observo a la gente.

Ojalá te vayas pronto del todo:
Un día pueda despertar
sin la venda
y, justo ahí,
empieces a buscar
mi olor entre tus despojos.

Patricia Gómez Sánchez
(13/4/2020)

domingo, 12 de abril de 2020

Aunque camine al margen


Aunque camine al margen
has de saber
que siempre serás mi orilla.
El lugar al que vuelvo
cuando nadie me mira.
Habitante de mis desvaríos:
mi necesidad más escondida
para recobrar el equilibrio.

Ella:
La luz que ilumina
mis estancias tan vacías.

Patricia Gómez Sánchez

Acordaos siempre


-Tienes la impotencia y el recuerdo, todavía, atravesados en la mirada. No eres la misma -le dijo Andrés a Paula cuando volvió del trabajo.
-Nada, no me pasa nada cariño. Tú sigue durmiendo. Ha sido hoy, que he estado reflexionando un poco. Voy a la ducha y en nada vengo a la cama- respondió ella.

-¡Hace un año que sucedió! Yo creo que ya deberías olvidarte de la dichosa pandemia y volver a tu vida normal. ¡Ya está bien! ¿No?

El tono de Andrés era impositivo y autoritario. Denotaba hartazgo e incomprensión.

-¿Qué dices? Hablas como esos demagogos a los que tanto criticabas. Parece mentira que digas estas cosas, cuando eras tú el que lloraba, el que gritaba maldiciendo al sistema y hablando de conspiraciones. ¡No podemos olvidar porque, si lo hacemos, todo volverá a repetirse! Pero, además, ¿a qué llamas tú vida normal?

La conversación terminó pronto, ninguno quería discutir demasiado. Parecía insustancial. No les llevaría a ningún sitio. Era un debate como muchos que ya habían tenido antes.

Se giraron, cada cual para un lado y siguieron en sus paralelas dimensiones, cada uno soñando sus sueños.

Al día siguiente era fiesta. Paula tenía guardia y Andrés salió a despejarse y dar un paseo.

Cuando volvió, ya había entrado la noche y Paula tenía preparadas las maletas.

Se despidieron, como quien da realidad a la evidencia, aceptando, sin más. Al final, nunca se habían compartido. Vivían en universos paralelos que jamás se encontrarían. No hubo llantos ni lamentos; no hubo más drama que el que ya venían arrastrando, cada uno a su manera.

La vida siguió para ambos.

Andrés continuó viviendo por inercia: trabajando, intentando, fracasando, follando, riendo, llorando...

Paula siguió con el peso a la espalda de no querer olvidar, amando, reivindicando, luchando...
...

Cuando podáis abrazar a alguien,
acordaos.
Cuando podáis querer, optar, elegir...
Cuando podáis visitar a vuestros mayores,
cuando veáis que el sistema sanitario no tiene recursos...
Decidid.
Cuando podáis inundar las calles para reclamar
medios, protección, justicia...
Acudid.
Cuando vayáis a derrochar alimentos,
necesitéis un médico...
Cuando estéis con los vuestros,
riendo o llorando;
acordaos.
Cuando brindéis con amigos.
Coincidáis con los vecinos,
con los que ahora aplaudís a las ocho.
Vivid,
auténticamente, vividlo.
Cuando discutáis con quienes más queréis,
cuando os creáis invencibles, mejores, intachables, solidarios...
Acordaos.

Porque lo único que quedará de todo esto, será la Memoria.
La Memoria de lo que está pasando:
No borréis la huella que nos está dejando.

(Patricia Gómez Sánchez)
#NuestrosHéroes

Gracias





Médicos, enfermeros y demás sanitarios,
Policía Nacional, Local, Guardia Civil,
militares,
curritos, carteros, artistas,
trabajadores de servicios esenciales
(aunque muchos no lo sean tanto),
niños, ancianos,
grandes, pequeños y medianos. 

Gracias
por seguir ahí, aguantando. 

Por no abandonar cuando el cuerpo,
la mente y el corazón dicen ¡Ya!

Sanitarios: Ni en mil poemas caben las gracias
que hay que daros. 
Porque, a pesar de todo,
de los recursos tan limitados,
seguís luchando,
cual Ángeles, como sea,
con las alas palpitando. 

Cuando es la hora de dormir,
pero no sabéis cómo…
imaginando mecanismos para protegeros
y que cumplan el protocolo…
Cuando lloráis; porque, al final,
sois humanos y os quedáis solos…
 
Cuando, enfundados en guantes, mascarillas,
y con las manos en carne viva
salís a la calle un día detrás de otro
a salvarnos la vida…
Cuando os alejáis entre escalofríos
a rezar en soledad por los que se han ido... 

Gracias, por llenar con vuestra humanidad
tanto vacío. 

Por extender las alas
y querer que quepamos todos. 

A los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad,
gracias
por vuestra entrega y dignidad,
enfrentándoos al escarnio
del que no entiende nada
todavía.
Lidiando aún con desalmados
que incluso os pretenden culpar
de lo que está pasando.
Gracias por protegernos cada día. 

A  los currantes de servicios esenciales
que atendéis nuestras lujosas necesidades.

A los que transitáis las surrealistas carreteras
encendiendo los semáforos;
a los que camináis por las calles
cada vez más desangeladas
arrastrando vuestras esenciales pisadas.
Muchas gracias. 

Gracias a los músicos, cantantes,
escritores y dibujantes,
que nos ayudáis a oxigenar el alma
y a recordar que, después y tras de todo,
está el Arte. 

Gracias a los periodistas
que contrastan
estando al pie de cada avance,
a los que no traficáis con las palabras
y sólo os debéis a las verdades. 

Gracias a los niños y a sus padres,
que nos ayudan a viajar a otros lugares. 

A los ancianos,
a los que están,
y a todos los tantos que estaban antes. 

A las minorías y a los grupos mayoritarios,
A los pequeños, medianos y a los grandes. 

Gracias a todos los que estáis colaborando. 

Gracias a los aplausos,
y aplausos, también, a los que aplauden.


Patricia Gómez Sánchez

viernes, 3 de abril de 2020

Tristes, pero humanos

Cada mañana, me asomo a la ventana
y veo el cielo.
Le saludo y nos damos los buenos días.
Y pienso:
Que antítesis tan cínica:
la libertad, ahí, reverberando en todas las paredes de mi casa,
y yo, entre noticias apocalípticas.

Un alma libre y enjaulada.

Y si sólo fuera eso…
Cada noche, en el silencio, apago la luz
y siento: ¿qué pasará mañana?  ¿Al otro?
Aunque, casi, esos sí que los supongo. Lo dramático es otra cosa:
¡Qué humanidad tan deshumanizada!
¡Qué realidad tan macabra!

¿Qué ambiente enrarecido y extraño me esperará cuando,
por fin, podamos abrir la valla?
¿Cuándo se podrá un abrazo,
desde el fondo?
¿Cuándo podremos quitarnos las mascarillas del alma?
¿Quién se responsabilizará de esto?
¿Habrá algún beneficiado en esta matanza?
¿Cómo se miden las pérdidas?
¿A cuánto va cada vida humana?

Vendrán aquellos con sus reglas
de economías desangeladas
a hablar de regeneración,
de aprendizaje, de etapas,
de crisis y ciclos,
de que ahora somos más fuertes,
más sabios, más divinos…
Y ellos, ¿qué han aprendido?

No. No hacía falta.
No es bueno. Ni positivo.
De esto, no se va a sacar nada.
Porque ya antes, muchos sabían, o sabíamos,
permítanme la osadía,
lo que valen muchas cosas.
Así que, vayan a contar los cuentos a otro lado,
y a los muertos, nos dejan llorarlos, reírlos,
seguirlos amando, o extrañando.
Porque esos apuntes positivos,
son lecciones que sólo los que las proclaman
habían olvidado.

A nosotros nos dejan en paz:
Tristes, sí. Pero humanos. 

Patricia Gómez Sánchez
(2/4/2020)

Hoy ha llovido

Hoy ha llovido.
Y he pasado una hora mirando por la ventana.
Pensando.

Me parecía una imagen poética,
a la par que desoladora.
La calle vacía.
Madrid vacío en las imágenes de la tele.
España vacía, parada,
expuesta.

Sin gente. Ni ruido.
Sin voces, ni risas.
Sin pandereta,
sin coches, ni algarabía.

He parado, por fin
de clases, estudio, cine, libros,
entretenimientos varios para no pensar
ni querer darme cuenta.

He parado y he asumido que tengo miedo.
Porque, en verdad, no sé qué pasa.
Miles de personas están muriendo
y apenas entendemos nada.
Y por más que leo y oigo,
cada vez me siento más desinformada.

Hoy ha llovido.
Y la lluvia me pesa sobre la espalda.
Sus gotas, como lágrimas,
hoy me calan.

Porque estamos, de nuevo,
ante esta España destrozada:
La Generación que nos dio tanto,
a la que debemos tantos avances
yéndosenos por millares.

Hoy tengo un nudo en la garganta:
el temor, la pena,
el ruido, la mentira, un grito
que se me atraganta.

Ha sonado un trueno
que me ha retumbado en las entrañas.

Hoy ha llovido
pero no sabemos, ni adivinamos,
ni queremos anticipar
cómo amanecerá mañana.

Patricia Gómez Sánchez (2/4/2020)

Música

Música:

Misteriosa conjugación de mi agua y sus notas
Unión armoniosa.
Silencios que habitan las cavernas de mi memoria,
Imaginación vuelta a las nubes
Contando futuro, presente y pasado.
Ayudando a soltar y trayendo lo que huyes.

Mendigando a la prisa para que no ande a destajo
Ubicuidad privilegiada en oídos resabiados
Secreto a voces
Instándonos a danzar.
Círculos concéntricos destinados a encontrarse. Porque somos:
Agua.

Mirando a los semejantes, evocando sonrisas o lágrimas.
Urgando en sus llagas que rebrotan.
Sanadores del alma,
Instigando rebeldía, o amor por la vida. Inestable, incierta y palpitante.
Carne trémula, que al agitarla:
Arde.

Músicos:

Mirada penetrante
Universos divergiendo en desafíos improvisados
Soledad con Musas de historial oscilante.
Imaginario inagotable,
Caos de bordes insondables
Orden terrenal de laberintos estudiados
Surtidores de sueños, artistas. Amantes.

Patricia Gómez Sánchez
(30/3/2020)

¿Por qué?

Cada mañana, me asomo a la ventana y veo el cielo. 
Le saludo y nos damos los buenos días. 

Y pienso:
Qué antítesis tan cínica: 
la libertad, ahí, reverberando en todas las paredes de mi casa, 
y yo, apocalíptica,
transeúnte que vaga perdida
entre las noches y los días.

Un alma libre y enjaulada. 

Y si sólo fuera eso… 
Cada noche, en el silencio, apago la luz 
y siento: 
¿qué pasará mañana? ¿Al otro?
Aunque, casi, esos sí que los supongo.

Lo dramático es otra cosa: 
¡Qué humanidad tan deshumanizada! 
¡Qué realidad tan escabrosa!

Y me cuestiono:
¿Qué ambiente enrarecido y extraño me esperará cuando, 
por fin, podamos abrir la valla? 

¿Cuándo se podrá un abrazo, 
desde el fondo? 
¿Cuándo podremos quitarnos las mascarillas del alma? 
¿Quién se responsabilizará de esto? 
¿Habrá algún beneficiado en esta matanza? ¿Cómo se miden las pérdidas? 
¿A cuánto va cada vida humana? 

Cada vez pasan más días, 
y me siento más desinformada. 

¿Por qué?
¿Dónde está la causa?

Patricia Gómez Sánchez 
(2/4/2020)