Cuantas veces necesitaría respirar fuera del
vacío de la existencia, apostando por el Todo, que puede ser como no apostar por Nada, cuando el camino se diluye entremezclado entre el gentío
y no encuentro alguna verdad indubitada.
Tantas veces necesito alzar la mirada y ver
tan sólo el frente...
Tantas veces necesito cuanto
escribo esto que reprimo.
Ángel que, con frecuencia, se debate entre el
amor y la conciencia. Amor a la vida, que pasa ligera y tememos perderla; o conciencia, imperecedera, sedienta de huidas y de esperas.
Alma: tan libre y tan presa.
Lo que creo enfrentado a lo que siento:
Un suspiro en boca desconocida o el sabor
anónimo de un beso.
Tan imposible/s ellos o yo, cuan probables, tan
contradictoria la mirada con la boca, tan adorable a ratos como odiosa, tan de
carne y a la vez tan decorosa, tan libre y tan pudorosa, tan horrible y tan
hermosa.
Tanta contradicción humana en mí como intuyo
en el resto de las cosas.
Somos:
Seres de carne que huyen en figuras anónimas, que se esconden en moradas de semidioses sin nombre.
Seres de carne que huyen en figuras anónimas, que se esconden en moradas de semidioses sin nombre.
Solos:
Habitantes inciertos que construyen su persona, en persona impersonal que come vestigios de vacío, que bebe del mar salado que crea seres más sedientos que saciados.
Habitantes inciertos que construyen su persona, en persona impersonal que come vestigios de vacío, que bebe del mar salado que crea seres más sedientos que saciados.
Impersonales hastiados de comer Nada.
Mundo raro, extraño, que evoluciona convirtiendo
en criaturas raras lo que antes se llamaban humanos, presencias bellas que se
deforman y horrorizan bajo los verdaderos ojos del alma.
Y de repente un vómito de asco asalta las
entrañas: de sudor y alas, de calor, temblor y ansias desesperadas.
Entonces calma.
Regreso al mundo y algo me empaña la mirada.
Creación Propia