El cielo nos sopla nubes
como los niños
soplan
pompas de jabón.
En infancias
ingenuas
donde todo se
resuelve en sueños,
llanto o mimo.
Nosotros:
adultos comedidos,
cohibidos,
canalizando
llantos en rencores,
miedos
irracionales, odios;
al fin y al cabo,
temores...
Ojalá
aprendiéramos nuevamente
a resolver el
mundo
en pompas
nacaradas
que volasen
libres:
ni blancas,
naranjas, rosas o azules;
de todos los
colores
dependiendo del
prisma
de quien mire.
Patricia Gómez
Sánchez
2 de agosto de
2022