martes, 6 de marzo de 2012

Desgastamos tanto...

6/3/2012
Desgastamos tanto…

Desgastaste tantos rencores escondido con la luna,
paseando a ciegas por los senderos del amor intermitente…
Evadiendo mis recuerdos en sucedáneos salivares
que encendían tus desvelos,
en barras ebrias de desengaños y decepciones,
intentando conjugar con licores los verbos de mi ausencia,
acallar el pálpito de tus entrañas con susurros apagados
de bocas que sentías muertas.
Desgastaste tantas horas gritando que me odiabas
que aprendiste a cerrar los oídos a la tu lógica.
Desgastaste tanto en intentar odiarme
que ahora sólo siento que me quieres
incluso más que antes.

Desgasté tantas noches pensándote en la almohada…
Desgasté tantas fuerzas en rememorar tus palabras
para intentar en vano odiarte,
encontrando siempre la mejor excusa que te salvara…
Desgasté mis argumentos en tus luchas,
en ese intento tuyo de emerger desde dentro,
desde bien dentro,
desde esa parte de corazón donde
no llegan las razones;
esa a la que sólo llegan las miradas,
los besos y, a lo sumo, las caricias.
Desgasté noches, días y motivos.
Pero, sin embargo, hoy pienso
que en realidad no desgasté nada,
pues emprendí el camino para enseñarte
cómo quiero que me ames.
Porque de esas luchas con el vacío,
de esas cavilaciones en la oscuridad del pensamiento,
en mitad de ese camino recorrido lejos de ti
encontré el valor para enfrentarte,
para reivindicarte.
Saqué mis fuerzas y decidí que nos amaríamos para siempre,
sin esa puerta abierta que solíamos dejar por si las cosas fallaban,
sin ninguna tregua al abandono, al miedo.
Decidí desgastar todos mis besos en tus labios
y tus deseos en mis brazos.
Hoy, me sobra valor para enfrentarte.
Hoy, sí, no sé si todavía mañana.

Desgastamos en vicios
todo lo que ahorramos en verdades.
Desgastamos tanto
que ahora no queremos ahorrar nada.

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