jueves, 15 de julio de 2010

Llanto

"Por favor, decidme qué hora es la de las lágrimas, sobre todo la de las lágrimas sin más ni más que llanto y llanto todavía y para siempre. Nada es tan necesario al hombre como un par de lágrimas a punto de caer en la desesperación"
Blas de Otero

¿Cómo les digo a mis lágrimas que vengan,
que me llenen,
que me salgan al encuentro
y me den la luz
para recordarme que no estamos solos
mi soledad y tú?

¿Cómo invoco al llanto
que necesito tanto:
para hablar callando,
para desahogar los silencios
que ya me están doliendo?

Ni una gota de sal me nubla las pupilas,
porque sabe que nunca será sustitutiva
de nuestra mirada perdida
porque sabe que nunca una lágrima
quita la pena de las palabras vacías.

Nunca supe o,
tal vez nunca quise,
llorar en vano
ni alzar a la nada mi voz;
pero, hoy, para seguir adelante,
necesito sacarte
en forma de llanto de dolor,
en forma de suspiros de negación.

Te lloraría un mar entero,
te lloraría sin cesar
para que dejaras de quitarme el sueño.

Te lloraría suave;
te quiero ir llorando lento
para que, al dormirme,
sigas viniendo,
por unos instantes,
a traerme la caricia de tus besos.

Creación propia

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