sábado, 31 de julio de 2010

Como la luna

Me veo el rostro y apenas adivino
de mí en él un ligero atisbo;
tal vez me encuentro sólo
en la profundidad de los ojos,
o en lo inseguro con que miro.
Me reconozco en la luna,
alma pálida,
de pálidas dudas.

En siluetas difusas creo que me encuentro,
buscándome,
sin acertar a indetificarme
ni tan siquiera en lo que escondo.
Suave, despacio, lento me fui mostrando,
como los destellos de la luna
cuando emiten luz sin hacer daño.
Lenta pero constante te fui dando
todo lo que era mío
y ahora siento que he perdido.
Ya no sé si estoy fuera, dentro,
en lo que fui o en lo que intento.

Buscando la alteridad de mi persona,
me identifico más con la callada luna,
con el cielo o la silenciosa roca
que con los de mi cultura.

Hablar no quiero;
expresar demasiado
pudo ser atajar al tiempo.

Busco alguien que,
cual espejo,
me preste sus ojos, sus ilusiones,
sus noches y sus desvelos;
como el astro nocturno
espero paciente
el desvelo de algún durmiente
que me hable, me vea, me intuya
y la tristeza me ahuyente.
Sembrando sueños camino
por ver si germinan
alejados de tu mirada tupida.
Cual agua de luna esparzo
anhelos de cariño,
de amor o de algo,
cuando a solas por la noche
siento que fueron fríos todos tus abrazos.
Como la luna, que guarda los sueños,
despacio, lento,
te cuidé los sentimientos.
Como la luna,
medio apagada, medio a oscuras,
hoy me siento.
Propio

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