sábado, 16 de julio de 2011

Verdad paralela


Un sólo segundo, y nada más. En un segundo puedes darte cuenta de que la verdad aparece sin más. Que, aunque parezca que se esconde, está ahí, siempre. Puede seguir viva por mucho que intentemos ignorarla, taparla, cubrirla de engaño, de palabras vacías o de ilusiones vanas.
La Verdad, sin más ni más que ella sola, misma, auténtica; la que existió y aún perdura, porque fue sólo eso: Verdad, sin medias tintas.
Verdad de un sentimiento incondicional, desinteresado, desatado de normas sociales, reglas escritas o pautas racionales.

Fue, y por eso es y, tal vez por eso, seguirá siendo.
Ingrávida de horas, de tiempos: sin presente, pasado ni futuro; nuestra Verdad será.

Testigo leal de cada desencanto, de cada vuelta a la propia profundidad; siempre el después, aquel rincón evocado entre las lágrimas del desconsuelo

aquel asidero.

Forjada complicidad de los años, del ver al mismo tiempo el pasar, lo que los días nos han hecho, atentos con la mirada fija en un objetivo claro;
Nosotros y todo nuestro tránsito.
Conocimiento mutuo, que tanto como descubría iba anhelando; Verdad intacta curtida de años;
frágil cristal protegido de daños.

...Y un aliento que sigue suspirando, manos que se siguen tocando aun en la distancia, besos inventados que no conocen todavía el gusto del labio besado.

...Y esas manos que dibujan notas semejantes en pentagramas muy distantes;
trazos de una composición signada a encontrarse,
bocetos de un futuro compartido,
almas errantes condenadas a buscarse.

Verdad: más allá de la materialidad del tacto.
Verdad: paralela en Universos inventados.

Creación propia

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