miércoles, 30 de septiembre de 2009

HENRY MILLER

Estoy leyendo "Trópico de Cáncer" de Henry Miller. Es un libro que no sé exactamente cómo calificar. En realidad, llevo casi un mes leyéndolo, y aún no puedo decir que me gusta ni que no me gusta. No es un libro, es en realidad como una pesadilla; es tan surrealista que, más que leer, pareciera que estoy soñando cuando lo leo. Pero, desde luego, la calificación no puede ser mala. Es un libro impactante, desde luego. Es diferente a muchos otros libros. Es un estilo quizás violento, brusco; pero desde luego el uso del lenguaje, descripciones y pasajes que tiene son realmente impresionantes. Es un libro que debe "consumirse" en pequeñas dosis, demasiado surrealismo junto puede no ser demasiado bueno. Así que, por ahora, dejo unas notas que he ido cogiendo:

"El cáncer del tiempo nos está devorando. Debemos marcar el paso, en filas cerradas, hacia la prisión de la muerte. El héroe no es el tiempo, sino la Intemporalidad".

"Cuando el gran silencio descienda sobre todo y por doquier, la música triunfará por fin. Cuando todo vuelva a retirarse a la matriz del tiempo, reinará el caos de nuevo, y el caos es la partitura en la que está escrita la Realidad".

"Tú eres mi caos. Por eso canto. Ni siquiera soy yo, es el mundo agonizante que se quita la piel del tiempo".

"Por el momento no puedo pensar en nada... excepto que soy un ser sensible apuñalado por el milagro de esas aguas que reflejan un mundo olvidado. A lo largo de las orillas, los árboles se inclinan pesadamente sobre el espejo empañado; cuando el viento se levante y los llene con un murmullo rumoroso, derramarán algunas lágrimas y se estremecerán, mientras pase el agua en torbellinos. Eso me corta el aliento".

"Me siento a su lado, y ella habla: un diluvio de palabras. Comentarios desordenados y febriles de histeria, perversión, lepra. No escucho ni una palabra, porque es bella y la amo, y ahora me siento feliz y dispuesto a morir".

"Y llega una noche en que todo ha acabado, cuando tantas mandíbulas se han cerrado sobre nosotros, que ya no tenemos fuerza para resistir, y la carne nos cuelga del cuerpo, como si todas las bocas la hubieran masticado".

"Hay algo exasperante en ese movimiento, algo abortivamente melancólico en él, como si tuviese el color del plomo y de la leche mezclados".

"En el centro de la plazoleta hay un grupo de edificios decrépitos, tan deteriorados, que se han desplomado unos sobre otros y han formado una especie de abrazo intestinal".

"En estos cien últimos años aproximadamente, ningún hombre ha sido lo bastante loco como para meter una bomba por el ojo del culo a la creación y hacerla saltar por los aires (…). Vamos a consignar la evolución de este mundo que ha muerto, pero que no ha recibido sepultura. Estamos nadando en la superficie del tiempo y todo lo demás ha naufragado, está naufragando, va a naufragar".

Estos fragmentos me parecen, sinceramente, insuperables. Si algo creo que tiene Henry Miller es la capacidad de contar un sentimiento, describir una impresión. No dice cómo son las cosas, sino cómo siente las cosas, el mundo que le rodea. Y es capaz de transmitirnos esa sensación, sin decirnos el color, ni la longitud, ni la altura o anchura. Contagia lo que siente, y eso es mucho más loable que contar lo que ves.

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