viernes, 22 de mayo de 2020

Algo se enciende

Anoche 
me atravesó tu nombre,
aun sin quererlo,
sin intención, excusa ni argumento:
sin premeditación ni alevosía
por un segundo te sentí parte de mi historia,
de mi presente,
de mi vida.

Y yo, que no sé si creo en las casualidades, 
no dejo de preguntarme por qué
me has sorprendido justo esta mañana
con un mensaje.

Abriendo algo que había cerrado,
escribiendo un capítulo nuevo
en lo que casi daba por zanjado.

Me extrañas, presiento.
Te extraño, me temo.
Pero no comprendo cuánto, 
ni cómo, ni en qué modalidad
se podría tipificar 
el que nos queramos tanto...

¿Por qué eres tan cobarde,
tan bueno,
tan leal, fiel y responsable?
¿Por qué no apuestas
por encontrar tu merecida felicidad
en otra parte?...

Aunque pueda ocurrir que el tiempo apague algún día esta sed de abrazo,
ahora,
sucedan la distancia, las personas, 
los errores, intentos, 
las otras bocas...
Temores, mentiras, o medias verdades, 
otro pecho y otros labios;
sucedan la prisa, el temor, la ilusión, y hasta el hartazgo...
Transcurra lo que sea,
hoy todavía se enciende algo
cada vez que hablamos.

Patricia Gómez Sánchez
(22/5/2020)

No hay comentarios: