lunes, 18 de enero de 2010

El alma del poeta

Apacibles momentos de ensueño
en que me sumo si me acerco a ti.
Horas que pasan volando
como si fueran vivir.
Embrujador de realidades
a base de telas
que se rompen como cristales.
Cúmulo de verbos, de sustantivos,
adverbios y adjetivos.
Banal método de acercarme
a un mundo
donde todo es inclasificable.
Mundo desde el que miro;
mundo imaginario;
mundo de los libros.
Quiero más vivir de mis ojos
que ven el mundo
sin temor ni decoro.
Adoro la filosofía
que perciben mis oídos
de todas las bocas,
de todas las melodías.
Agradezco a mis manos
porque tocan la seda
y conocen la alegría.
Siento el viento,
ora soplar lento
ora soplar fuerte
y conozco el girar de la suerte.
Huelo un arte
oscuro y profundo.
Huelo el mar
y conozco alguna misteriosa verdad.
A tus contornos,
frágiles siempre en cuerpo desnudo,
me asomo
y me abrumo.
Espacio de los sentidos,
conocimiento sensitivo
por donde toda sabiduría empieza
y acaso vaga el destino.
Libros, letras…
Nada ofrecen y todo alientan.
Sabio está de experiencias
el alma del poeta.

Propio

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