jueves, 4 de febrero de 2010

Por encima de las nubes

A veces las cosas no suceden como nos gustaría. A veces es simplemente cuestión de mala suerte. A veces es simplemente que la ruleta de la fortuna no paró en nosotros, y somos víctimas de ese porcentaje de gente al que "le toca" tal o cual cosa. Otras veces, es por la voluntad de otras personas. A veces las personas no son como nosotros queremos, o no actúan como deseamos que lo hagan. Cada persona tiene su carácter. A veces nos duele muchísimo que las cosas no sean como nosotros las queremos. Lloramos, nos disgustamos, nos sentimos abatidos; se nos desmorona todo. Sólo vemos aquello que no nos gusta. Se magnifica. Nos tapa todas las demás cosas. Nos anula todos esos otros motivos que tenemos para ser felices. Todo no está a nuestro antojo, pero siempre, todos, contamos con cientos de privilegios por los que deberíamos sentirnos afortunados. Cuando una persona nos falla, cuando una situación de nuestra vida no va bien o perdemos algo, siempre hay muchas otras personas que sí están, muchas otras cosas que nos pertenecen.

Tal vez sea cuestión de orgullo, de egoísmo, de amor propio. Tal vez deseemos con tanta intensidad aquello que no tenemos porque nos supone un reto. Tal vez deberíamos aprender a valorar las cosas que no hemos perseguido, aquello que está, sin más. La costumbre mata muchas cosas, y una es el encanto. Cuando nos acostumbramos a una persona, a un paisaje, a un objeto... acabamos no valorándolo. Acabamos pensando que siempre va a estar, que nos pertenece, que podemos tomarnos el lujo de no valorarlo, como si su deber fuera pertenecernos y no irse nunca.

Cuando siento que el mundo me da la espalda, intento hacer una lista de cosas positivas. Y me salen muchísimas. Cuando algo falla en mi mundo intento alzarme por encima de todo, intento mirarme desde fuera, desde otra vida, desde otro ser. Intento mirarme por encima de las nubes y ser capaz de agradecer mi fortuna.

Y doy gracias a todo lo que está, a todo lo que es mío, me pertenece, a todas las personas que siempre están, que no fallan, que permanecen aunque a veces olvide su presencia. Todo eso que necesitamos tanto que no lo valoramos, quizás no por costumbre, sino porque no concebiríamos una vida sin ello. Porque es inmanente a nuestra persona.

Ójala algún día el espíritu deje de ser egoísta, orgulloso y aventurero y se siente a pensar.

2 comentarios:

Cris dijo...

Estoy cien por cien de acuerdo contigo...a mi me cuesta bastante, soy quéjica de nacimiento jejejej pero prometo q voy a intentar más a menudo verme "por encima de las nubes" y valorar las cosas q ya tengo y q no les doy importancia porque me he acostumbrado a tenerlas :D

en la lista de cosas buenas no me olvidaré de añadir nuestras charlas en la cafetería, todas las charlas, las de cosas profundas: la vida, el amor, el futuro, los amigos...
y también las de cosas intranscendentes: ropa-pegada q deja ver lunares ;D, guiones pre-establecidos para revisiones de exámenes ;D jejejeje

esta semana ha estado llena de DÍAS AZULES y sí, los días azules son los mejores del mundo :D

hasta mañana mi patriuska!!!

pd: sé q esto lo leerás antes q cualquier correo q te mande ;D

Patricia dijo...

JAJAJAJA. Me ha encantado el comentario. Por supuestísimo que nuestras conversaciones son positivas. Ayyy, hemos hablado tantísimo. Imagínate si sumáramos todo. Claro, es que 5 años dan para mucho. Es una conexión telepática!! ;-)
Las conversaciones intrascendentes son las más graciosas. Son taaaan graciosas!!!Es que con estos personajillos de profesores...

Pero como que no leo los demás correos?? No sé de dónde sacas eso.

Un beso!
Hasta mañana!