viernes, 11 de junio de 2010

No me rendiré

No me rendiré.
Han venido los fantasmas de la pena a quererme invadir la morada, han querido penetrar el más íntimo de mis pensamientos, han querido robarme de un plumazo el corazón.
Quizás algún día me rinda, quizás, pero esta noche no será.
Llamaré las veces que sea necesario a las puertas de los abismos de las promesas, por si aún quedara sin repartir el ser que me completa. Si mi sentimiento anhela, es porque algo presagia que le espera. Precipicio de las dudas, a duras penas mantengo el equilibrio en esta cuerda fina donde hago piruetas sin albergar alma de trapecista. La vida oscilante, cual péndulo de mago, me hipnotiza: me abstrae el pensamiento eterno, me tienta la idea vivir por encima de la superficialidad de los días. Frágil pecadora, redimida penitente, tengo el misterio alojado en la mente. Caminante o trapecista en el vaivén de la vida.
Aunque los fantasmas de la pena, o de la duda, sean mi condena, vivo efímeramente sintiéndome eterna. No tengo ningún por qué.
No me rendiré.

Creación propia

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