martes, 22 de junio de 2010

Sugerente

Transmuto de la frialdad de la piedra al ardor del sol en tan sólo unos segundos y, cuando me canso de tanto cambiar, me escondo en el pulmón de mis alientos para allí oxigenarme, mientras me pienso entre el suelo y el tiempo.
Vivo en sugerentes exhibiciones, mostrando de mí solamente alusiones, mientras me refugio en el trasfondo de los días, en los posos de los vendavales de mis pasiones.
No muestro ni demuestro: mis ojos, sedientos de mundo, insinúan, sugieren, incitan y prometen.
Y, tal vez, toda sugerencia sea una ilusión porque, tal vez, lo que creo que escondo no soy yo. Tal vez. Tal vez, en el fondo del escondite, todas las almas y todos los tiempos habiten y palpiten.

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