miércoles, 22 de abril de 2009

LA INDIFERENCIA Y NIETZSCHE

La indiferencia es una actitud que me encanta. Es una actitud que sólo saben llevar a la práctica las personas realmente inteligentes. Aquella persona que no te importa no tiene por qué afectarte. Dice un refrán popular que "no hay mayor desprecio que no hacer aprecio". Me indigna que la gente discuta sin motivo. Y que terminen enemistándose por falta de diálogo. Cuando alguien no nos importa, nada de su vida nos importa. Cuando alguien pasa desapercibido en nuestras vidas, no tenemos en cuenta sus comentarios. Y punto. Nada más. En cambio, cuando nos hacemos los indiferentes, y en el fondo sentimos un fuerte impulso que nos lleva a esa persona, estamos mostrando nuestro complejo más absoluto.
Yo, interesado en el carácter de esta persona, hago como que me es indiferente. ¿Por qué, para qué? Para no caer en la decepción de mostrarle mi interés y que no sea correspondido. ¿Por qué ese miedo? Porque no me valoro lo suficiente. Quien no tiene estima de sí mismo necesita recurrir al ocultamiento, al subterfugio. La vida requiere ausencia de miedos. Es la única forma de ganarla realmente. Y no hay más enemigo que nosotros mismos. Dice Carlos Chaouen (gran cantautor) que : "no hay más adversarios que nosostros de espaldas".
Tengo más miedo de las personas acomplejadas y frustradas, incapaces de ser sinceras consigo mismas y con el mundo, que de cualquier otra cosa. Porque ahí está el origen de muchos males: en la falta de autoestima.
Después de todo esto, diré otra cosa: ninguna persona debería sernos indiferente. Toda persona es especial, única e irrepetible. Toda persona vive, lleva un mundo a sus espaldas y, sólo por eso (¡y cuánto es eso!), merece la pena.
Me gusta la gente que dice sí, y levanta la cabeza, y pretende progresar. La gente que dice sí, me interesas, y quiero intentar conocerte; la gente que dice sí, soy feo, pero tengo otras cosas. La gente que dice sí, cometo errores, pero estoy orgulloso porque lucho para no repetirlos. Y aquí citaré una frase de Nietzsche, un filósofo genial y poco reconocido, explicado y entendido:
"¿Pues qué cosa sería bella si la contradicción no hubiese cobrado antes conciencia de sí misma, si lo feo no se hubiese dicho antes a sí mismo: Yo soy feo?".

No hay comentarios: