domingo, 7 de marzo de 2010

Beso olvidado

No me entregues tu sed de lluvia:
esa sed que cualquier agua calmaría,
por muy sucia o muy fría.
Tráeme tu tránsito,
tráeme ese camino incesante
que recorres a diario.
No me entregues la desidia,
insatisfecha alma anhelante.
Calma tu sed
en el manantial de nuestro instante.
Fue como tormento, fue como canto,
como melancólica timidez.
Nuestro abrazo fue
un abrazo desnudado de toda piel.
Dame el vacío de tu corazón solitario,
alimento de la tristeza
del mundo cansado.
Candidez que añoro
siempre de tus manos.
Dame tu mundo de palabras inhibidas,
de besos contenidos
y te quieros detenidos.
Eres sol en la niebla,
eres luz en la tiniebla,
suave caricia en la amarga espera;
mundo de sombra sobre mí se ciñe
cuando siento que te alejas.
Mi carne deja de ser carne
y se vuelve simple ser volante.
Mi risa ya no viene del mundo de la alegría
sino del incierto drama interrogante.
Triste recuerdo,
olvido suplicante.
Dejó mi boca su beso olvidado
allá, lejos, en ti,
prendido de tus labios.

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