jueves, 15 de octubre de 2009

¿Dónde están las personas?

Érase una vez un chico tímido, indeciso, pesimista, depresivo y poco agraciado físicamente. Este chico llegaba del colegio triste porque le daba vergüenza de sus compañeros. Él tenía pasión por la escritura (o algún otro arte: escultura, pintura, música...). El arte no da dinero, ni prestigio, ni reconocimiento social. Eso no era algo que debiera valorarse, porque él era un chico, y sería un hombre más alante; los hombres no pueden sacar a la luz (según él mismo) estos escritos que hablan de corazones y de heridas, un hombre de verdad no debe ser tierno ni sensible ni mostrar en público debilidades. Este chico, por tanto, estaba un poco acomplejado, porque resultaba que lo que realmente le apasionaba, que lo que tan bien se le daba, nunca podría ser elogiado por un público. Ya desde su infancia empezó a ocultarse. Después fue madurando, y tuvo la esperanza de poder maquillar esa timidez en un físico agradable y atractivo, para que le fuera más fácil establecer relaciones sociales. Pero también eso le falló. Es decir, tenemos a un chico tímido, que no se valora, muerto de miedo y feo. Podríamos haber tenido a un chico feo, atrevido, gracioso, valiente, dicharachero, alegre; pero no era lo suficientemente valiente para plantarle cara a la realidad. No tenía valor para respetarse a sí mismo. Desde entonces, no conoció nunca más el respeto, sólo los buenos modales. No entendía aún nada de la vida. Como no veía salida, optó por la mente. Hizo el perfil del perfecto empollón, del perfecto cerebrito y comenzó a subir peldaños en esa “escalera de vida”. Cuando vio que eso de la inteligencia se le daba bien, empezó a recuperar una especie de seguridad en sí mismo “a destiempo”, lo cual fue bastante perjudicial. ¿Por qué? Porque se creyó que era un semidios. Los semidioses nunca pueden estar con las personas. Los semidioses se abstraen, se alienan del mundo. Son una especie de humanos sin humanidad, son entes cubiertos de arrogancia que se creen listos por saber cosas e inteligentes por su elocuencia. No hay nada que no esté en los libros. Es bonito, motivo de orgullo saber hablar, saber redactar, saber expresarse… Pero eso no nos hace más sabios, jamás. Esto son sólo consecuencias de haber leído. No se trata de esto, desde luego. La sabiduría es sensorial, consiste en saber sentir. Cada vez, en el mundo, hay más semidioses y, por eso, se están perdiendo las personas. No se queda ahí la cosa, por supuesto. Los semidioses empiezan a estratificar la sociedad. Los que se acercan más a su status son los buenos, los listos; los que se alejan son los tontos. Pobres, ignorantes que se creen que saben algo. Ignorantes que llegarán a ser grandes figuras, cabezas pensantes del país, y que siempre estarán arrepintiéndose de no haber luchado por el gran amor de su vida porque sólo eran unos críos cobardes. Pobres semidioses que viven del anhelo y la envidia. Sus fotos llenarán quizás las portadas de los periódicos, y darán entrevistas y ruedas de prensa, y tendrán fama y prestigio; y llegarán a su casa por la noche y cuando intenten dormir se sentirán solos. Tendrán un corazón helado que dejó de palpitar hace mucho tiempo. Es el precio del caché; los semidioses no tienen corazón. ¿Dónde están las personas? Desaparecidas y desapareciendo. ¡¡Hay tantos semidioses por todas partes que ya me cuesta eso de “creer en el hombre”!! Quizás sea la naturaleza humana no resignarse a lo inevitable. Una pequeña persona debe conformarse con una pequeña existencia. Esta es la base del respeto. El Hombre es sólo eso, Hombre. Es tan grande y a la vez tan pequeño. Un respeto hacia sí mismo será esencial para un respeto hacia los demás. Estamos de paso, pasemos de la forma más honesta posible.
PD: Podría haber llamado a esto "Indignación política (II)". Estoy realmente indignada.
PPD: El mismo ejemplo puede aplicarse para chicas (con las oportunas variaciones).

1 comentario:

cristinuski dijo...

Patry, lo he buscado aposta para leerlo, y debo decirte que me ha encantado!!!!
totalmente de acuerdo con lo q escribes, de verdad q me ha gustado mucho. Segun lo leía estaba visionando mentalmente y no podrías haber descrito mejor a los semidioses!!!

un besooo