Déjame dormir esta
noche
asida a su abrazo
perpetuo,
que se lanza
y no prescribe ni caduca
por mucho que le diga que no.
Déjame dormir esta
noche,
aunque el beso se me atragante
en la garganta
mientras lo contengo victoriosa,
aun a riesgo de morir
ahogada en mi propia negación.
Déjame dormir
haciendo que duermo,
o que vivo mientras sueño,
aunque desfallezca de ganas cuando despierte
imaginando su presencia a mi lado:
el compás de un latido apasionado
que me colma, extasía y, a la vez,
que me duele como mil arañazos.
Déjame morir en el
deseo,
en ese punto donde la vida y la muerte
confluyen,
siendo dos caras de lo mismo:
lucha cuerpo a cuerpo
y, lo demás, al azar de un Destino.
Déjame soñar
que lo moral no era indecente.
Déjame dormir esta
noche, conciencia,
tentando a mi suerte,
libre y decente
porque los sueños
se quedaron en la mente.
asida a su abrazo
perpetuo,
que se lanza
y no prescribe ni caduca
por mucho que le diga que no.
aunque el beso se me atragante
en la garganta
mientras lo contengo victoriosa,
aun a riesgo de morir
ahogada en mi propia negación.
o que vivo mientras sueño,
aunque desfallezca de ganas cuando despierte
imaginando su presencia a mi lado:
el compás de un latido apasionado
que me colma, extasía y, a la vez,
que me duele como mil arañazos.
en ese punto donde la vida y la muerte
confluyen,
siendo dos caras de lo mismo:
lucha cuerpo a cuerpo
y, lo demás, al azar de un Destino.
que lo moral no era indecente.
tentando a mi suerte,
libre y decente
porque los sueños
se quedaron en la mente.
Patricia Gómez Sánchez
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