lunes, 9 de noviembre de 2020

Siempre habrá alguien


Siempre habrá alguien esperando
que le digas que sí:

Que le acompañas a su primer ensayo.
Que sí le llevas a casa,
porque llueve,
es de noche y hace frío,
sin importar lo pronto o lo tarde.

Que te abre la puerta
cuando se te olviden las llaves.
Que te diga que todo sigue bien,
para tu consuelo,
aunque sienta por dentro
que todo arde.

Para amanecer esperando tus mensajes
mientras se lava la cara.
Soñar con tus bromas
y despertar
sonriendo a la almohada.
Siempre habrá alguien esperando
que le hables cuando todos duermen.
Que le preguntes qué hace
y busques excusas
para invitarle a una caña.
Siempre habrá alguien aguardando
para darte un abrazo.
Un mensaje, una cita,
un chiste, un viaje...

Habrá alguien siempre
esperándote para algo.
Para observarte impresionado
mientras hablas.
O para desvestir los miedos
juntos
y amanecer
mirándote las pestañas.
Habrá alguien
aguardando la oportunidad
para devolverte un favor,
invitarte a un baile
o temblar con tu voz.

Siempre habrá alguien deseando
sujetarte la puerta
cuando subes al ascensor.
Lanzarte inesperadamente una sonrisa
que te llegue al corazón.
Contar lento tus lunares
o hablar contigo sin sentido ni razón.
Transitar inoportuno a tu lado
hasta llegar a ilusionarte.
Alguien habrá esperando
para pedirte perdón.

Para las cosas más complicadas
o para las más nimias:
Debatir profundamente
sobre el sentido de la vida:
Sobre Dios, el hombre,
las normas y su política.
Darte un beso
en los labios,
empezando por la mejilla.
Para contarte verdades
y desnudar mentiras.
Para dejarte los apuntes
del examen de mañana.
Darte la enhorabuena 
y celebrar
hasta que se haga de día.

Para empezar el gimnasio
por ti,
aunque jamás hubiera querido ir.
Escuchar música en el coche, 
inventarse canciones,
o mil formas de hacerte reír. 
Alguien esperando para apuntarse contigo
a clases de Tai Chi.

Para cocinar sushi, bizcochos o maíz
con el único objetivo de sentirte ahí.

Recibe lo exclusivo de todas esas miradas
que, cada momento, inesperadas,
miran hacia ti. 

Patricia Gómez Sánchez

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