lunes, 11 de mayo de 2009

Ángel con alas de cadenas

He oído muchas llamadas comprometidas.
He tropezado con grandes hazañas
que reclamaban ser emprendidas.
He tenido ante mí la posibilidad de moldear mi vida
con las pautas de un artista.
He visto pasar ante mis ojos lo grande y lo pequeño,
lo seguro y lo inseguro,
lo común y lo incierto.
He podido y no he querido.
He ignorado como se ignora al sueño
cuando dejas de estar dormido.
He visto y olvidado,
pensado y desistido.
Admirando, con miedo a tocar y a perder
como si al ir tras ello se fuera a desvanecer.
He dejado pasar oportunidades,
siempre sin prisa,
esperando que lo que se presentaba como fuego
se consumiera como cenizas.
He tenido un sentimiento
y lo he ignorado
para vivir de su recuerdo.
Un sentimiento exteriorizado,
pensaba,
siempre será un recuerdo ejecutado.
Opté por vivir del anhelo y del recuerdo.
Ahora, que las carnes cuelgan en pellejos;
cuando todo va languideciendo
ante la llamada de la tierra;
ahora con las alas rotas
y la mirada cenicienta,
no hay tiempo.
Ahora ya soy vieja.
¡Maldita sea!
¡Maldito destino,
y malditos principios!
Siempre abriendo las alas,
y siempre poniéndoles barreras.
Ahora, tarde, con las alas rotas
¿de qué me sirve la ausencia de cadenas?

No hay comentarios: